sábado, 24 de diciembre de 2011

Capitulo 31 ♥

Levanté la vista y lo miré. Solo me abrasó. Y así hizo que me acostara y me durmiera sin dejar de acariciarme el pelo. Cerré lentamente los ojos quiénes todavía estaban llenos de lágrimas que no habían llegado a caer. Me dormí y al cabo de un rato él también lo hizo.
A la mañana siguiente no tardó en aparecer el sol. Un pequeño pero fugaz rayo de sol ingresaba por la ventana que no estaba cerrada con la persiana, ni siquiera tenía la cortina, no habíamos olvidado de ponerla. El rayo de sol me dio en la cara, yo tapada por las sábanas blancas de tela suave dormía plácidamente. Giré la cabeza abriendo los ojos y viendo que él me miraba. Sonreí no con muchas ganas a lo que él respondió con una triste y dulce sonrisa. Me acarició la mejilla con los pelos todos despeinados y suspiró, le habré molestado anoche no durmiendo nada y con mi ‘ataque de locura’. Me acerqué a él haciendo que me abrase.
Pedro: ¿Como dormiste princesita? –acariciándome tiernamente la cabeza-
Paula: Como se puede. Perdón por lo que te hice pasar anoche seguro te asusté –reí tímidamente-
Pedro: ¿Lo que me hiciste pasar ayer? –Rió- Vos no sabes las cosas que me hiciste pasar, a comparación de eso, esto no fue nada.
Paula: -lo miré raro- ¿no fue nada? ¿Qué hacía antes?
Pedro: Me hacías tantas escenas pelotudas, de celos, de pendeja, de histérica.
Paula: -me reí- soy brava ¿no?
Pedro: No se ahora, pero antes… eras de terror.
Paula: No creo que sea para tanto, estarás exagerando las cosas.
Pedro: No mi vida, eras insoportable.
Paula: ¡Bueno che, que estoy acá!
Pedro: -rió- no quiero otra escena de locura así ¿ok? La vas a pelear pase lo que pase y vas a volver a ser la novia que me sacaron, ¿Sí? –me sonrió tiernamente-
Paula: -baje la mirada- Mis viejos me mintieron Peter, ¿que queres que haga? Mis amigos también.
Pedro: Mi amor, el doctor dijo que no te teníamos que decir nada, era lo mejor para tu cabeza-
Paula: Y sí yo no veía las fotos ¿qué?
Pedro: No te ibas a enterar, el doctor dijo que lo mejor para vos y tu salud era no decirte nada. No queríamos que sufras más de lo que venias sufriendo.
Paula: ¿Y por eso me hicieron vivir en una mentira? ¿Te parece justo?
Pedro: No bebé, sé que no es justo, pero ¿que querías que hiciéramos? No era fácil ni para mí, ni para tus viejos, y menos para los chicos. ¿Sabes lo que te extraña mi hermana?
Paula: ¿Era mi mejor amiga no?
Pedro: -asintió con la cabeza- Sí, y sufre más que todos.
Paula: ¿Más que vos?
Pedro: Lo dudo, ¿sabes lo que fue más de un año casi sin vos?, ¿Sin tu boca? Era la muerte –poniéndole un toque de gracia a la situación-
Paula: ¡Sos un tarado!, ¿sabes?
Pedro: Un tarado que te ama, mucho.
Paula: -lo miré sonriendo y dulcemente lo besé- un tarado que me ama.
Pedro: A ver, basta de estar mal, ¿Si? Ahora, ¿Qué quiere desayunar la más linda?
Paula: Tenemos que ir a la oficina bebé.
Pedro: La oficina puede esperar, ¿acaso no somos los jefes?
Paula: No da que nosotros lleguemos tarde.
Pedro: ¿No da? Yo digo que re da, por favor.
Paula: -revoleé los ojos- Tostadas con manteca y un café con leche.
Pedro: Veo que los gustos no te los cambia nadie.
Paula: Y no, parece. Sino mírate, me gustabas antes y ahora-
Pedro: Ah no, pero lo mío es así. ¿No ves que soy irresistible?
Paula: ¡A bueno! –Comencé a reír- Anda a hacer todo porque tengo hambre.
Pedro: ¿Acaso no me crees? –rió levantándose de la cama-
Paula: No, no te creo, ándate.
Pedro: Que feo, ahora si tenés veneno, jodete.
Te reíste viéndolo bajar y te levantaste mirando la ventana-Todavía tenias la cabeza media conmocionada por lo que había pasado ayer. Todavía no caía. Todavía no sabía quién era. Tenía planeado llamar al doctor e ir en esta semana, o en la otra. Lo más pronto posible, lo más rápido que pudiera. Abrí el placard y encontré ropa mía, supuse que se la había dado mi vieja, o mi viejo antes. Me puse un Jean negro, las botas marrones claritas que tenía ayer que ya estaban secas y una remera blanca larga, con una camperita de cuero del mismo color que las botas. Había visto que Pedro se había llevado algo de ropa así que supuse que se cambiaba abajo.
Bajé las escaleras en cámara lenta, estaba cansada y sinceramente, no tenía ganas de nada. Cuando llegué a la cocina, la cual no había visto la noche anterior, me encontré con una cocina grande con mucho color blanco y moderna. Al entrar vi que él no estaba ahí. Supuse que se estaba cambiando y como el café hervía lo fui a sacar. Sentí pasos detrás de mí y no pude evitar sonreír al sentir dos manos suaves qué rodeaban mi cintura pegándose a mí desde atrás. Serví el café para los dos sin sacarlo de detrás de mí.
Pedro: ¿Me re extrañabas no? –mientras apoyaba su cabeza en mí hombro-
Paula: Me encanta tú, como se dice… falta de egocentrismo.
Pedro: -comenzando a reír- Yo no soy así, solo que hago que soy así para hacerte reír.
Paula: No lo logras –admití-
Pedro: Pero te hago sonreír un poquitito, ¿o no? –comenzando a darte tiernos besos en el cuello-
Paula: Algo así. -sonreí-
Pedro: ¿Qué es eso de ‘algo así’? –interrogó el morocho-
Paula: -me di vuelta suavemente para no separarlo mucho de mí y además para no tirar las tazas con café- Algo así significa que sos la única razón por la cual vengo sonriendo, aproximadamente desde –miré la hora- desde que te conocí.
Pedro: ¿Desde los diez años? –sonrió-
Paula: En realidad, hablaba desde hace un mes, pero si queres tomarlo como desde los diez, tómalo de donde quieras.
Pedro: Lo tomo desde los diez, me gusta más –rió- ¿Tan linda tenés que ser?
Paula: -asentí con la cabeza- Nací así.
Pedro: Hola, después el egocéntrico soy yo.
Paula: Si, obvio –reí- Bobo, ¿tomamos el café?
Pedro: ¿Por qué la agresión digo yo? –separándose de mí y yéndose a sentar a la mesa-
Paula: -me senté a su lado- Porqué te Amo.
Pedro: Sí claro.
Paula: ¿No me crees que te amo? –lo agarré de los cachetes-
Pedro: Si bebota, como no te voy a creer –te besó tiernamente y luego tomó un sorbo de café prendiendo la tele- ¿Puedo dejar? –mirando Espn-
Paula: No. Saca fútbol, ¿hace falta desde temprano?
Pedro: ¡No! Pero mira, es River.
Paula: Y yo soy Pau, ¿Y? –Le saqué el control y cambié de canal-
Me miró con cara de enojo y yo reí. Seguimos comiendo tostadas y tomando café por un largo rato, hasta que ya se hizo la hora de ir a la empresa.















Capítulo 30 ♥: " Volverte a Enamorar "

Fuimos a la pieza de él y me dio una remera larga de él. La agarré y me saqué la remera. Pedro se me quedó mirando boquiabierto poniendo como excusa que no tenía derecho a vestirme así adelante de él. No tardamos en cambiarnos y yo me tiré en su cama. Pedro decidió bajar para pedir pizzas y así pasar la noche mirando un par de películas antes de dormir.
Me quedé mirando toda su pieza y le revise un cajón. Soy chusma, sí. Encontré un álbum de fotos y me lo quedé mirando. Era de la familia de Pedro, pero parecían actuales, porque él no estaba muy cambiado. Puse varios álbumes en la cama y comencé a verlos con paciencia mientras la tele seguía prendida. Seguí viendo fotos, fotos y más fotos. Eran muy tiernos él y sus hermanos, quería suponer que eran sus hermanos, con sus papás- Agarré el último álbum de los que estaban sobre la cama y había fotos de él pero esta vez, de bebé. Algo que me diera más ternura, no existía. Seguí pasando fotos y a medida que iba pasando las fotos Pedro crecía y crecía, su cara, sus rasgos, llegué a una foto en la cual tendría alrededor de nueve o diez años y no reaccioné. Pase otra foto y ahí estaba. Esa foto que había visto miles de veces en el cuarto de mi mamá, esa foto que amaba tanto y que había perdido. Esa foto de ese día en la plaza abrazados en el arenero, no podía ser, no podía ser él. Pedro entró a la pieza avisándome sobre las pizzas y al verme con las fotos, se tiró sobre la cama y me saco el álbum.
Pedro: ¿Que haces?
Paula: Había encontrado esas fotos.
Pedro: Me hubieras avisado, no me saques las cosas así -sin mirarme a la cara-
Paula: ¿Quién sos que tenés fotos conmigo?
Pedro: levantó la vista por primera vez desde que se lanzó a sacarme las fotos- no es momento de explicaciones ahora Pau.
Paula: ¿no es momento de explicaciones, de que hablas Peter?
Pedro: Pau es lo mejor.
Paula: ¿Que es lo mejor Pedro?, ¿Vos, Vos sos él? -lo miré- ¡contéstame Pedro!, ¿vos sos él? ¿Por qué no me acuerdo de vos?
Pedro: Linda va a ser mejor que hablemos mas tarde de esto, o mañana.
Paralizada quedé. Quieta todas las dudas me surgían. No me había curado, me habían mentido. Todo este tiempo me habían mentido. Por eso otra vez volvían los dolores de cabeza. Lo miré y mis ojos llenos de lágrimas llamaban a su abrazo- Me tomó en brazos y me acarició lentamente la cabeza. Sabía todo, el sabía todo.
Pedro: Mi amor, para.
Paula: Vos -miré la foto- vos sos.
Pedro: -me acariciaba la cabeza- Shhh, cálmate.
Paula: ¿Vos sabes todo? -levantándome y mirándolo con los ojos llenos de lágrimas-
Pedro: -asintió con la cabeza mirándome- Todo.
Paula: Pensé que esto se había terminado, pero no entiendo y vos. ¿Como sabes todo? ¿Mis papás te dijeron no?
Pedro: -negó con la cabeza sin mirarme- No ellos no.
Paula: ¿Y, quién?
Pedro: Yo ya lo sabía linda.
Paula: ¿Como que lo sabías?
Pedro: ¿vos sabes que te pasa, no?
Paula: Sí, sé que me pasa.
Pedro: Vos no te acordas lo que pasaba en tú vida antes del accidente.
Paula: No, nada.
Pedro: Estábamos juntos -con lágrimas en los ojos- siempre estuvimos juntos.
Paula: ¿Cómo? -las lágrimas cayeron más seguidas ahora por sobre mis mejillas-
Me abrazó más fuerte que antes pero ya no había nada que me haga parar de llorar. Seguía con esa amnesia que me había cagado la vida. Mi vida, la vida que todavía no recordaba, la vida que me habían sacado. La vida que no estaba, la vida de la adolescente feliz que se ve que tenía novio y era feliz. Ahora sin recordar absolutamente nada, estoy abrazada frente a él, mi novio actual, mi novio de los diez años, mi novio de toda la vida, al que siento como un desconocido y a la vez como al gran amor de mi vida. Lo abrasé todavía llorando.
Pedro: Mi amor, voy a estar acá siempre, ¿sabes? Siempre -acariciándome la cabeza- y sabes que no me interesa cuando, como y cuanto falta para que vuelvas a ser la Paula de la que me enamoré, ¿sabes por qué? Porqué te amo, y para mi seas la Paula que seas siempre me vas a enamorar, ¿si? Me costó volverte a enamorar -rió intentándome hacerme reír- te lo prometo que vamos a hacer hasta lo imposible para que vuelvas a ser vos, ¿si? te lo prometo -dándome un tierno beso en la frente-
Paula: ¿Como estás tan seguro?
Pedro: Porqué muy pero muy en el fondo, sé que la Paula que tiene los recuerdos más lindos de nosotros está y que no me va a fallar ahora que sabe que tiene que volver -me miró con ternura- ¿o miento?, ¿No queres volver a ser vos?
Paula: -asentí- ya no sé quién era yo.
Pedro: vos eras la personita más magnífica, única y perfecta del mundo. Vamos a hacer los estudios, te prometo que todo va a salir más que bien, ¿sí? Solo prométeme que no vas a dejar de lucharla.
Paula: Por vos -con los ojos mojados-
Pedro: No, por vos. -volviéndote a besar, te seco las lágrimas- hacelo por vos.
Paula: ¿Por mí? -soltándome de él y levantándome- ¿Me estas jodiendo Pedro?, ¿Por mi? Me mintieron, todo este tiempo me dijeron que estaba todo bien que había terminado todo el problema y ¿qué?, Sigo siendo la misma cerrada de siempre, ¡no me doy cuenta de nada!
Pedro: No es así bebé, no sabes quién sos.
Paula: ¡Por eso mismo Pedro! No sé quién soy, donde estoy, a donde voy, que pienso hacer de mi vida, no sé quién fui.
Pedro: Mi amor -me tomó de la cara intentándome calmar- ¿podes parar? necesito que vos creas en vos para ayudarte a recordar.
Paula: Nunca voy a volver a ser yo.
Pedro: Bueno, si sos así de negativa no vas a acordarte de nada.
Paula: ¡Peter tomo las pastillas de mierda al pedo! Durante -me quedé callada- ¿hace cuanto tengo esto?
Pedro: -agachó la cabeza- casi un año y medio.
Agarre la cartera y la revoleé sentándome en la cama y tomándome la cara llorando. Sentí que él se sentó al lado mío y su mano acarició suavemente mi espalda en forma de calmarme. Seguí llorando. Me perdí parte de mi vida por no recordar quién soy, ¿tan difícil era decirme que no recordé nunca nada? ¿Por qué seguir mintiéndome en la cara? ¿Cuánto tiempo más iban a seguir escondiéndomelo si yo no me daba cuenta? Me habían fallado todos, mis papás, mis amigos, Matías, Natalia, Todos.
No podía juzgarlo a él, si para mí recién lo conocía, cuando en realidad él es, él es el amor de mi vida. Me sentí caer en un vacío inmenso. Mi familia me había fallado. Otra vez. Sentí como si la vida que creía haber recuperado se iba de mis manos otra vez. Otra vez delante de mis ojos se escapaba ¿y yo? Yo no podía frenarla. Tenía miedo a levantar la vista, ya no sabía en quién confiar, quién me mentía, quién no, quién me amaba y quién no. No sabía si mi mundo era real, no sabía cuál era mi vida, no sabía, no sabía si la historia, MI historia era real. Solo sabía una cosa, él no me mentía. Solo era eso de lo que tenía gran seguridad. Él estaba de mi lado. Él me iba a ayudar. Él me amaba de verdad.
Levanté la vista y lo miré. Solo me abrasó. Y así hizo que me acostara y me durmiera sin dejar de acariciarme el pelo. Cerré lentamente los ojos quiénes todavía estaban llenos de lágrimas que no habían llegado a caer. Me dormí y al cabo de un rato él también lo hizo.

Capitulo 29 ♥

Ambos bajamos y él me agarró de la mano. Estábamos en la plaza que estaba a la vuelta de mi casa. Donde viví millones de cosas importantes en mi vida y en mi infancia. Me acercó a él caminando hacia la plaza, hasta llegar hasta el centro de ella. Me miró sonriente, sentía el roció debajo de mis pies en el pasto corto y suave de la plaza. Me miró y me besó- Lo besé como nunca y lo miré a los ojos, a esos ojos que me hacían sentir protegida, en paz, feliz. Sentí un par de gotas que caían en mi cabeza, él miró hacia arriba y se largo a llover de una manera exagerada. Y sí el invierno era así, inusual. Era como esa vez que nos vimos por primera vez, llovía como nunca. Me tomó de la mano dándome un dulce besó y separándose de mí para decir una simples y cortas palabras.-
Paula: Sé que va a quedar como un nene infantil que le dice a su amiguita después de jugar en tobogán, pero de otra manera no te lo puedo decir -me miró fijo y dulcemente me dijo- ¿Querés ser mi novia Pau?
Flashback:
Corrías riéndote a carcajadas, él te perseguía y sí, quién más que él. Tan lindo, tan dulce, tan perfecto. Corrías riendo a carcajadas, solo diez años. Corrías hacia el tobogán tirándote de él a gran velocidad y cayéndote en un arenero toda sucia. Él cayó detrás tuyo y te empujó, te diste vuelta riendo a carcajadas y él te miró con amor. Estaba horrible el día, pero totalmente horrible. Las nubes no dejaban ver el hermoso cielo color celeste, ni el sol que ni siquiera podía asomar sus hermosos rayos- Comenzaron a caer pequeñas gotas que se fueron transformando en gotas pesadas y de gran tamaño. Te miró y te levantó comenzando a correr. Vos reíste, y lo frenaste.
Paula: No te va a hacer nada el agua!
- Sí, tu mamá te va a retar si estás así mojada.
Paula: ¿Tenés miedo?
- Yo nunca tengo miedo.
Paula: ¿Y entonces?
- ¿Querés ser mi novia Pau?
Lo miraste tierna, y sonriente. Te gustaba desde que lo conocías, desde chiquitos. Desde esos seis años que jamás pudiste olvidar y que nunca ibas a olvidar. Sabias que no lo iban a sacar de tu lado. Ni nada ni nadie los iba a poder separar. Asentiste con la cabeza y el unió sus labios en un tierno y pequeño beso.
Fin del Flashback.
Pestañé varias veces mirándolo. Él te miró esperando la respuesta deseada, al principio tenía una hermosa sonrisa dibujada en su cara. Esa sonrisa dibujada, perfecta y hermosa pero al pasar unos minutos ya era una cara de preocupación.
Pedro: ¿Es cualquiera no? No ves que soy un boludo, cago todo.
Paula: No hey, no sos ningún boludo. Solo que me tildé.
Pedro: ¿Te tildaste, Con qué? -parecía esperando una respuesta satisfactoria de mi parte-
Paula: Nada importante.
Pedro: Segura.
Paula: Si -sonreí-
Pedro: ¿Si qué?
Paula: Si quiero Peter -sonreí-
Pedro: ¿De verdad? -mojado-
Me tiré sobre él besándolo como nunca abajo de la lluvia. Él comenzó a girar bajo el agua sin dejar de besarme mientras me abrazaba de la cintura.
Pedro: ¿sabes que soy el hombre más feliz del mundo no?, ¿Lo sabes?
Paula: Me lo estás demostrando -le acariciaste tiernamente la cara y lo volviste a besar-
Pedro: ¿Vamos a tu casa?
Paula: Mm no, vayamos a la tuya.
Pedro: ¿A la mía? -rió- Okey, si queres vamos, algo de comida debe haber.
Paula: Dale -lo volví a besar y de la mano fuimos al auto-
Nos subimos al auto de él, llovía peor que antes. Había una gran tormenta. Lo tenia de la mano mientras el manejaba y yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro. El limpia parabrisas iba de un lado a otro, intentando sacar la cantidad de agua que caía del cielo. Habia unos relámpagos tremendos, y ni hablar de los truenos. El cielo estaba negro por las nubes, y no se veía ni una sola estrella. No tardamos en llegar a la casa de él. Era una casa sobretodo grande y muy lindo. Intentamos hacer lo más rápido posible y salimos del auto corriendo para no mojarnos, pero Pedro no podía poner la llave entonces nos terminamos mojando peor. Logramos entrar entre risas, empapados. Un asco los dos. Pedro tenía los pelos pegados a la cara y yo, no sé que era de mi pelo. Fuimos a la pieza de él y me dio una remera larga de él. La agarré y me saqué la remera. Pedro se me quedó mirando boquiabierto poniendo como excusa que no tenía derecho a vestirme así adelante de él. No tardamos en cambiarnos y yo me tiré en su cama. Pedro decidió bajar para pedir pizzas y así pasar la noche mirando un par de películas antes de dormir.

Capitulo 28 ♥

Lentamente volví a abrir los ojos y miré todo alrededor. Estaba media mareada. Ya recuperando la visión de lo que me rodeaba, apoyé mi mano sobre el mango de la silla y sobre ella apoyé mi cabeza. No podía de nuevo, ¿otra vez esos dolores? No aparecían hace años, ¿otra vez me dolía?
Ya con la vista recuperada guardé la caja de pastillas, aunque sin levantarme de la silla. Mi corazón latía a mil por hora. Pensé que esos dolores ya no estaban que todo habia terminado pero no, seguían pasando, y si pasaban más seguidos iba a volver a ir a lo del doctor González.
El resto del día se paso rápido hice una reunión para conocer a todos mis empleados quienes me hicieron sentir como en casa, eran compañeros de mi papá y además estaban Natalia y Sofía que me hacían sentir más cómoda todavía. Más tarde fui con Sofí y Nati a mi oficina y comenzamos a organizar cosas de la empresa. Firmamos miles de papeles y carpetas, ordenamos algunas cosas, atendimos casos. Alrededor de tres veces en el día me llamó Pedro contándome que hacían con Franco, y por qué me extrañaba. A eso de las seis de la tarde Natalia se fue por qué tenía planeado salir con Sulo, y más tarde alrededor de las siete y media mi mejor amiga también se fue. Miré algunas hojas que quedaban y como eran pocas las guardé en el cajón. Con una mirada sonriente y pícara guardé todo decidida a ir con él. Agarré mi cartera y salí cerrando. Me despedí de los que todavía estaban ahí, que no eran muchos y entré al ascensor marcando el piso diez.
No tardé en llegar cuando las puertas se abrieron. Era parecido al piso cinco, pero en él habia más hombres que mujeres, más jovencitos. Comencé a caminar, ya más suelta, aunque sin saber a dónde me dirigía ya qué yo no conocía donde era su oficina. Me crucé con dos chicos jóvenes y me paré a preguntarles.
Paula: Disculpen, ¿tienen idea donde está la oficina de Alfonso?
- Sí hermosa, acá derecho doblas a la derecha, al fondo -sonrió comprador-
Paula: -reíste- Gracias...
- Martin y Gonzalo. -se presentaron- ¿vos sos?
Paula: Paula, Paula Chaves, ahora me voy, no quiero llegar tarde. -comenzaste a caminar-
Gonzalo: Chau bombón.
Seguí camino sin darles bola, ¡que babosos son los hombres dios! Seguí caminando siguiendo las indicaciones que me habían dado los chicos hasta llegar a una puerta que tenia la misma placa que la mía pero con su nombre. Sonreí y golpié suavemente. Escuché un suave 'pase' del otro lado de la puerta y con la mano apoyada en la puerta hice girar el picaporte, y entré. Estaba sentado en su escritorio con ese traje que le quedaba tan bien. Era grande su oficina también. No levantó la vista y yo para no llamar su atención cerré suavemente la puerta. Me acerqué lentamente a él dejando sobre unos sillones cercanos mi cartera. Detrás de él, enredé mis brazos por su cuello y comencé a darle besos tiernos en el cuello.
Pedro: -sonrió mientras firmaba papeles- al fin llegaste.
Paula: ¿Tanto me extrañabas? -le dije sin dejar de besarlo.
Pedro: Muchísimo, me faltaba la novia más hermosa de todas...
Paula: La qué?
Pedro: Perdón -riendo- fue un... como se dice... deseo reprimido.
Paula: Mm asique deseo reprimido -torcí su cara para que me mirara, y él asintió- sos tan lindo.
Pedro: No más que vos -alejó la silla con rueditas del escritorio para hacer más espacio y así me tomó de la cintura sentándome sobre sus piernas-
Paula: -le agarré los cachetes estirándoselos y aplaste su nariz contra la mía- como extrañaba tu olorcito.
Pedro: ¿Olorcito a qué?
Paula: No sé, tenes un olor especial, olor a Pedro -sonreí-
Pedro: Sos tan linda -y así te besó-
Paula: vos también sos tan lindo -le devolví el tierno beso- ¿te falta mucho?
Pedro: No, casi termino. ¿Te quedas a esperarme?
Paula: Toda la vida. Me tiro ahí, en el sillón.
Pedro: Dale.
Estaba media cansada asique me habré acostado y a los diez minutos me habia quedado dormida. Se suponía que era poco lo que tenía que firmar pero habré dormido alrededor de media hora más. Al cabo de un rato, sentí una mano que suavemente pasaba por mi cintura. Sonreí y sentí que él y sus labios se acercaban a los míos. Me besó haciendo que yo abra los ojos y lo mire sonriente. Me acaricio la mejilla suavemente y me dio un beso en la frente.
Pedro: Veo que, estabas cansada... ¿queres ir a tu casa directamente princesa?
Paula: No -me incorpore sentándome en el sillón- vamos
Pedro: Pero tenés sueño -agachado delante de mí no me enojo, de verdad.
Paula: ¿Y te quedás conmigo?
Pedro: Dale, la sorpresa la dejaremos para el sábado y listo.
Paula: ¿Que sorpresa? -levanté una ceja.-
Pedro: La que te iba a dar, pero la dejamos para el sábado, vamos -me tomó de la mano y me levantó-
Paula: -me frené- No, ahora, ¿que sorpresa?
Pedro: -comenzándose a reír- ¿perdón? Te la diré el sábado.
Paula: ¡Peter! -le grité con un tono bastante agudo-
Pedro: ¡Paula! -imitándome- vamos.
Comencé a reír y lo seguí aunque todavía no me habia dicho que era la 'sorpresa' que me tenía que dar. Agarré la cartera y nos subimos al ascensor. No tardamos en llegar al último piso en el cual quedaban pocas personas y salimos en busca de su auto. Miré el cielo, estaba totalmente nublado, muy oscuro y con una leve neblina que nublaba la vista. No paré de preguntarle mientras estábamos en el auto cual era la sorpresa, no me la quería decir. Insistí varias veces hasta que se cansó.
Pedro: ¡Bueno, BASTA! No te aguanto más -rió-
Paula: ¿Me Decis entonces?
Pedro: Pero quiero que sea más lindo no acá...
Paula: -hice que frenara- acá está bien.
Pedro: baja entonces.
Ambos bajamos y él me agarró de la mano. Estábamos en la plaza que estaba a la vuelta de mi casa. Donde viví millones de cosas importantes en mi vida y en mi infancia. Me acercó a él caminando hacia la plaza, hasta llegar hasta el centro de ella. Me miró sonriente, sentía el roció debajo de mis pies en el pasto corto y suave de la plaza. Me miró y me besó- Lo besé como nunca y lo miré a los ojos, a esos ojos que me hacían sentir protegida, en paz, feliz. Sentí un par de gotas que caían en mi cabeza, él miró hacia arriba y se largo a llover de una manera exagerada. Y sí el invierno era así, inusual. Era como esa vez que nos vimos por primera vez, llovía como nunca. Me tomó de la mano dándome un dulce besó y separándose de mi para decir una simples y cortas palabras.-
Pedro: Sé que va a quedar como un nene infantil que le dice a su amiguita después de jugar en tobogán, pero de otra manera no te lo puedo decir -me miró fijo y dulcemente me dijo- ¿Querés ser mi novia Pau?

Capitulo 27 ♥

Pedro asintió y ambos se subieron al auto. Estabas nerviosa, muy nerviosa y se te notaba. Él también lo estaba, de vez en cuando te miraba esbozando sonrisas como para darte tranquilidad. La tranquilidad no te llegaba, y su sonrisas lo que menos te transmitían era tranquilidad. Llegamos a la entrada del edificio. No podías explicar lo que era, era ENORME. Un edificio de más de diez pisos, todo vidriado con una gran elegancia. Uno de los más hermosos del centro. Ambos parados adelante de la puerta, se decidieron a entrar, asustados, pero al fin entraron. No podías explicar lo que veías ante tus ojos. Era ENORME. Parecía un hotel de cinco estrellas. Lo miraste a Pedro y él te tomó la mano, parecía como que entendía cuando tenías miedo y lo necesitabas. Habia millones de escaleras y ascensores. El decorado, increíble. Blanco y negro, todo muy lujoso. Habia empleados por todos lados y al girar tu cabeza hacia el costado viste una placa plateada que decía en letras grandes: " Chaves&Alfonso Asociados; Presidente: Paula Chaves y Pedro Alfonso." Llena de orgullo le sonreíste y se acercaron a una chica que parecía ser la secretaria.
Paula: Disculpa, queríamos saber las oficinas que nos pertenecen.
-¿Ustedes son?
Paula: Chaves y Pedro Alfonso.
-Ustedes son los... ¡ay PAU mira lo grande y hermosa que estás!
Paula: -sonreíste- Gracias por el halago.
-De nada hermosa, vos Pau estás en la oficina del piso cinco, obviamente es la más grande, y Pedro estás en la diez.
Pedro: ¿Separados? -haciendo una mueca de enojo-
-Así parece que lo dicto el Señor Chaves.
Paula: -no pude evitar reírme- Gracias y hasta luego.
Comenzaste a caminar hacia el ascensor, Pedro te siguió atrás. Subiste esperando que él entre detrás tuyo y cerraste marcando al quinto piso. Él te miró y en cuestión de minutos te abrazo de atrás. Sonreíste y lo miraste.
Paula: ¿qué?
Pedro: Como AMO a mi suegro. -admitió entre risas-
Paula: ¿Qué, te pensaste que te iba a dejar bien cerquita mío como entramos ayer?
Pedro: Y no sé, capas... mira el yerno que tiene -guiñándote el ojo-
Paula: ¿Si?, el no debe creer lo mismo.
Pedro: Vos Decis? Pero si yo me porto bien, soy un ángel.
Paula: Mi cama no dice lo mismo -giré la cabeza y lo miré riendo-
Pedro: ¡Ah bueno! Después el desubicado soy yo, ¿no?
Paula: Obvio, vos sos un zarpado-
Pedro: ¿Yo, Zarpado? Vos sos rapidita.
Paula: Bien que la rapidita te encanta -le guiñé el ojo y el rió asintiendo- dale, córrete que ya llegamos al piso y no da llegar abrazados así.
Pedro: -te soltó- mala onda.
Paula: Muy -sonreí y tomándolo de la cara le di un pequeño pico sobre sus labios rojos y fríos- ¿tenés frío?
Pedro: Mas o menos, siempre se me enfrían los labios -sonrió y las puertas del ascensor de abrieron- Suerte bebé, no tengas miedo y cualquier cosa me llamas, ¿sí?
Paula: Dale, gracias. -sonreí y por primera vez desde que habíamos bajado del auto nos soltamos las manos.
Di unos pasos sin mirar lo que se encontraba en frente mío, giré para verlo otra vez y el sonrió tiernamente saludándome con la mano. Sonreí, me daba fuerzas. En cuestión de minutos las puertas del ascensor volvieron a cerrarse y ahora yo estaba sola en ese lugar casi desconocido. Miré a mí alrededor y vi el lugar. Había varias oficinas en el piso. El lugar estaba todo adornado, habia muchos adornos, era sobretodo un lugar moderno, habia varios floreros, y todo al igual que abajo era de color blanco y negro. Suspiré y di varios pasos en busca de alguien conocido, pero frente a tal decepción no habia nadie. Caminé mirando todo, observando las caras de los empleados y de repente vi frente a mí, una puerta que daba a una oficina diferente a las demás. En ella habia un cartel, parecido al de la entrada, en el cual decía mi nombre, 'Presidenta: Paula Chaves". Sonreí con alivio, por lo menos había encontrado mi oficina. Apoyé la mano en el picaporte de la puerta y lentamente la hice girar. Ella se abrió con mucha facilidad y entré. No habia nadie. Era un lugar hermoso, con vista a la calle y vidrios transparentes. También entonado con colores blanco-negro y un escritorio de roble marrón oscuro. Además tenías una biblioteca bastante grande con libros y varios muebles con cajones también de madera. Pasé mi mano acariciando el roble de mi escritorio cuando vi varios ramos de flores. Sorprendida agarré uno de ellos que tenía una tarjeta. La leí y no pude evitar sonreír.
'Hermosa, pasa, espero que te haya gustado el regalo, mucha suerte hoy, no tengas miedo sabes que estoy. Te quiere, Peter.'
Sí, quién más que él para dirigirse con tanta ternura. Sonreí deje el ramo y el teléfono que se encontraba sobre mi escritorio sonó repetidas veces. Al principio me asuste, porque me sorprendió, ¿quién podía llegar a llamar ahora? Me acerqué y atendí.
Pedro: ¿Como anda la bonita más hermosa?, encontró su oficina veo...
Paula: Sí así parece, es gigante, me siento de otro mundo.
Pedro: -rió detrás del teléfono- va a estar todo bien bebe, ¿confias en mi?
Paula: Si obvio, ¿pero como sabias donde quedaba?
Pedro: Porqué yo sé todo. ¿Como te sentís?
Paula: Bien, por ahora cómoda, va creo.
Pedro: ¿Cualquier cosa me llamas si?
Paula: ¡Dale, nos vemos entonces!
Pedro: Sí, si terminas antes venite, así cenamos en algún restaurant, ¿queres?
Paula: Me encanta la idea -sonreíste- nos vemos.
Pedro: Te quiero.
Paula: Más.
Cortaste el teléfono y sonreíste. Le pegaste una nueva mirada a tu oficina y te dirigiste a la silla. Camino a ella viste un cuadro en el cual estabas abrazada a tu papá de chica. Que buenos momentos esos, cuando por lo menos estaban junto a vos.
Cerré los ojos y sentí una puntada fuerte. Me agarré la cabeza y con ayuda del escritorio logré sentarme en la silla. El fuerte dolor no paraba, agarré mi cartera con un ojo entreabierto y el otro totalmente cerrado por el dolor y así saqué una cajita y una botella de agua. Abrí la pequeña cajita y saqué una pastilla blanca. Ni la corté, era grande. Me la metí en la boca y tras un gran sorbo de agua, la tragué. Lentamente volví a abrir los ojos y miré todo alrededor. Estaba media mareada. Ya recuperando la visión de lo que me rodeaba, apoyé mi mano sobre el mango de la silla y sobre ella apoyé mi cabeza. No podía de nuevo, ¿otra vez esos dolores? No aparecían hace años, ¿otra vez me dolía?

Capitulo 26 ♥

Por suerte, tus papás no hicieron preguntas al respecto de 'su entrada apasionada, ni tampoco lo hicieron los papás de Pedro. Gracias a dios. Pero sabias que algo te iban a decir. Habían quedado en quedarse un tiempo en Buenos Aires, por lo menos hasta el domingo. Y el domingo al mediodía, cenarían con ustedes y luego se irían.
El resto del día se pasó volando. No tenían mucho trabajo y mañana empezaban a trabajar en el edificio- Tus papás te habían dejado que Natalia y Sofía formen parte de la empresa, al igual que Zaira con Pedro. Eran las ocho de la noche, cuando decidieron partir cada uno para su casa. Le dijiste a Pedro que vaya para la suya, asique se fue con Zaira mientras que vos llevaste a Natalia a su casa y más tarde te fuiste cansada a la tuya. Al llegar comiste unos fideos con manteca que habían sobrado de la noche anterior y sin dar muchas vueltas te fuiste a dormir, mañana iba a ser un día cansador, MUY cansador.
La cortina estaba entre abierta, cuando te habías ido a acostar no estaba así, eso significaba que tus papás estaban en tu casa. Con los ojos entreabiertos miraste la ventana, todavía con sueño, mucho sueño. Un rayo de sol caía directo en tus ojos, algo que te daba más sueño del que tenias. Te tapaste la cara con la almohada pero ya era hora de levantarse. Eran las nueve. Nueve en punto. Bajaste con tu camisón sin cambiarte refregándote los ojos. A medida que bajabas la escalera sentías olor a café recién hecho y a tostadas calentitas. Y sí eran ellos. Al entrar a la cocina viste a tu mamá que te hacia tostadas con manteca. Te acercaste y la saludaste abrazándola como una típica nena cariñosa que extrañaba a su mamá.
Alejandra: ¡ay cuanto cariño! No sabes cómo te extraño nena, no sabes.
Paula: Mm -todavía dormida y sin soltarte de ella- supongo que lo mismo que te extraño yo. Igual, te digo, que me gusta vivir sola.
Ale: Y sí, me imagino. ¿Quién no quiere vivir sola, se te hace difícil?
Paula: No -pegaste una mirada a tu casa- ¿lo llevo bastante bien, o no?
Ale: Si la verdad que sí, estas demasiado ordenada.
Paula: -te sentaste esperando el café con leche que tu mamá te estaba sirviendo- ¿cuando llegaron?
Ale: Ayer, temprano. No queríamos molestarte acá.
Paula: Menos mal -tomaste un sorbo de café-
Ale: ¿Porqué menos mal? -sentándose al lado tuyo- ¿interrumpíamos algo si veníamos?
Paula: -reíste nerviosa- hay mamá, ¿que Decis?, ¿que vas a interrumpir?
Ale: Lo mismo que ayer en la oficina, capas... -y sí, era tu mamá, te conocía como nadie-
Paula: -no pudiste evitar sonreír- Basta.
Ale: Contame dale, andas con este chico... ¿Pedro?
Paula: ¡Hay mamá!
Ale: Dale -riendo-
Paula: No, no estamos juntos... todavía.
Ale: Hay, me cae bien como nuero.
Paula: Basta, córtala. Es algo despacio, nos estamos conociendo.
Ale: Yo no traía a la gente que 'conocía' a dormir a mi casa.
Paula: -arqueaste una ceja y alejaste la taza de tu cara- ¿A dormir?
Ale: Sí a dormir, a no ser que te estés comparando ropa de hombre... que no creo.
Paula: -abriste los ojos- ¿que encontraste?
Ale: -comenzando a reír exageradamente- Una cosa.
Paula: Dale mamá.
Ale: Una remera che, nada más... mientras vos te cuides.
Paula: Te fuiste por las ramas -te levantaste agarrando una tostada-
Ale: Te lo dije bien che-
Paula: Me das vergüenza ajena. -comenzándote a reír-
Ale: -rió- yo solo te advierto.
Paula: ¡Me cuidé! -gritaste mientras subías a tu pieza a cambiarte- ¡No tengo dieciséis años!
Ale: -riendo- Anda, chica mayor.
Entraste abriendo el placard, todavía entre risas. Extrañabas esas conversaciones con tu mamá. Miraste el placard y sacaste un pantalón de jean, oscuro y una remera blanca clásica. Te hiciste una colita alta y te pusiste botas negras. Estaba fresco. Agarraste una campera de gabardina negra y bajaste después de haberte delineado los ojos y haberte maquillado un poco. Tú mamá estaba sentada en el sillón. La saludaste sonriente y antes de salir te dijo que tenias un regalo afuera. Sin hacerle caso
agarraste las llaves y cerraste. Ahí estaba. Apoyado en su auto mirándote sonriente, con un traje de estreno negro que le quedaba muy bien más unos anteojos negros. Te mordiste el labio y te acercaste a él.
Paula: No pensé que te iba a encontrar acá, en la puerta de mi casa.
Pedro: No pensabas pero... acá estoy -sonrió y te dio un pequeño y tierno beso- Buen día princesa.
Paula: Buen día príncipe, ¿como durmió?
Pedro: Yo genial, aunque me hubiera gustado más dormir al lado tuyo... -sonrió-
Paula: Hoy capás... vamos

Capitulo 25 ♥

No pasó mucho tiempo cuando te cambiaste. Saliste lo más rápido que pudiste y tomaron un café. Todo era a una velocidad rápida, ya era tarde. Las once. Nunca llegaban a las once- Once y cuarto salieron de tu casa con su auto. Parecían un típica pareja de empresarios, felices y enamorados. Se sonrieron, y en cuestión de minutos estaban en la empresa a punto de ingresar. Apoyaste la mano sobre el picaporte de la puerta de vidrio transparente y ambos entraron muy elegantes vestidos sonrientes. Natalia sonrió, te conocía. Los dos con sonrisas en la cara y con anteojos negros sonrieron y saludaron a las dos encargadas de atender a la gente apenas entraban, tu amiga y su hermana. Pasaron rápido subiendo las escaleras para ir a su oficina, y ambas se miraron con miradas cómplices. Se habían olvidado de comentarles algo, pero creían que lo iban a ver apenas entraran. Abriste la puerta de espaldas, haciendo una maniobra rara mientras él te besaba. Sonreíste besándolo mientras el cerró la puerta también sonriendo, pero su cara cambió de expresión al levantar la vista hacia tu escritorio. Extrañada por su cara lo miraste y te despegaste de él rápidamente. Y sí, no era una situación cómoda. Paula: ¿Mamá, Papá, que hacen acá?
Y sí, tus papás eran dueños de todo lo que era tuyo ahora. Pero ellos tenían una empresa más grande en Estados Unidos, por eso no vivías con ellos, y antes cuando tu Papá estaba viviendo en tu casa era porque habían tenido una pelea con tu mamá. Tus papás eran los dueños de Chaves asociados en Estados Unidos, y como vos ya eras lo suficientemente grande te habían dejado a cargo, de la sede en Buenos Aires. Al lado de ellos estaban dos personas más, que a simple vista también creías que eran marido y mujer. Miraste a Pedro y él miraba a las otras dos personas en las otras dos sillas. Un sonido salió de su boca, mínimo, pero salió-
Pedro: ¿Ustedes?
Paula: ¿Los conoces? -lo miraste raro-
Pedro: Sí -más suelto- los conozco, son mis papás.
Tus ojos se abrieron como dos huevos fritos. Estabas entrando a tu oficina, en una situación no muy buena, y encima estabas enfrente de, quizás, tus posibles suegros.
¿Algo más te iba a salir tan bien?
Miguel: Pedro No sabíamos que se llevaban TAN bien -comentó tu viejo, siempre tan desubicado-
Alejandra: -codeándolo- No le hagas caso mi vida, ¿ni siquiera va a haber un abrazo para mamá? -sonrió y vos sin dudar la abrazaste como nunca, hacía tiempo no la veías-
Pedro hice lo mismo con sus papás y ellos se presentaron ya que vos no los conocías. Miguel y Alejandra. Simpáticos. Los cuatro se volvieron a sentar del lado de enfrente del escritorio de donde se sentaban ustedes y Pedro se fue a buscar una silla para sentarse a tu lado. Ya todos sentados, vos estabas al lado de él y enfrente de sus respectivos padres. Lo único que querías era que no hagan comentarios sobre la situación en la que los habían encontrado. Tosiste repetidas veces para romper el silencio y Nico se animó a hablar.
Pedro: Y bueno, ¿que hacen por acá? -mirándote de reojo-
Alejandra: Nada, va en realidad queríamos hablar con ustedes sobre algo...
Paula: ¿Sobre algo? -miraste a tu mamá- ¿Ustedes se conocen de algún otro lado?
Ana: Sí somos amigos y compañeros de trabajo. Chicos ustedes ya están asociados...
Horacio: Venimos a hablar de las empresas. -levantando la ceja, dijo tu papá-
Pedro: Sí, estamos asociados, ¿y?
Miguel: Y, como nosotros tenemos distintas sucursales queremos que ocupen la más grande de Buenos Aires.
Paula: ¿La más grande de Buenos Aires?
Ana: Sí, la más grande. ¿Se animan a trabajar juntos en el edificio de la empresa Chaves&Alfonso asociados?
No podías explicar lo que sentías. Siempre quisiste esto. Siempre quisiste que tu papá confiara en vos dejándote a cargo la empresa más grande de Argentina. Y se te estaba cumpliendo. Pero a la vez tenías miedo, vos en una empresa gigante con miles de empleados a tu cargo con solo, veinte años... era demasiada responsabilidad. Pero sabias que él iba a estar ahí, sabias que él te iba a apoyar en todo. Lo miraste, con una especie de 'sonrisa' y él te la devolvió en forma de aprobación. Miraste a tus papás y con miedo y seguridad te decidiste.
Paula: Sí Pedro está conmigo, lo hago.
Alejandra: Pedro, vos que Decis?
Pedro: Obvio que estoy con ella. -sonrió mordiéndose el labio y a la vez mirándote-
Paula: Entonces acá nos tienen -ambos sonrieron apoyándose en el respaldo de la silla y tomados de las manos, con las manos lejos de la vista de sus papás-
Miguel: Entonces, felicidades chicos, la empresa es suya.
Por suerte, tus papás no hicieron preguntas al respecto de 'su entrada apasionada’, ni tampoco lo hicieron los papás de Pedro. Gracias a dios. Pero sabias que algo te iban a decir. Habían quedado en quedarse un tiempo en Buenos Aires, por lo menos hasta el domingo. Y el domingo al mediodía, cenarían con ustedes y luego se irían.
El resto del día se pasó volando. No tenían mucho trabajo y mañana empezaban a trabajar en el edificio- Tus papás te habían dejado que Natalia y Sofía formen parte de la empresa, al igual que Zaira con Peter. Eran las ocho de la noche, cuando decidieron partir cada uno para su casa. Le dijiste a Peter que vaya para la suya, asique se fue con Zaira mientras que vos llevaste a Natalia a su casa y más tarde te fuiste cansada a la tuya. Al llegar comiste unos fideos con manteca que habían sobrado de la noche anterior y sin dar muchas vueltas te fuiste a dormir, mañana iba a ser un día cansador, MUY cansador.

Capitulo 24 ♥

Era Lunes a la mañana, el domingo anterior se la habían pasado durmiendo y él habia decidido quedarse otra vez. Reíste y comenzaste a darle besos en toda la espalda para luego pasar por delante de sus labios y qué él te tomara con el brazo y te comiera la boca. Sonreíste arriba de él, comenzando un nuevo día, te siguió besando un rato más aunque vos insistías con levantarse. Habrán estado quince minutos más tirados en la cama hasta que vos lograste despegarte y te levantaste. Te miró mal se quería quedar con vos un rato más pero vos le habías dicho que tenían que ir a la oficina-
Paula: Déjame de mirar así Pedro, vamos a llegar tarde bebe y después tenemos problemas con las chicas...


Pedro: ¿Problemas con las chicas? Sí nunca dicen nada, aparte -se acercó lentamente a vos tomándote de la cintura- nosotros somos los jefes, llegamos cuando queremos.

Paula: Vos serás así, yo no. ¿Sino que ejemplos les das a tus empleados?
Pedro: El ejemplo que no tienen que perder ni un minuto de su tiempo sin su mujer. -sonrió- ¿o no?
Paula: ¿Sabes que te odio no? Peter te estoy retando, no seas tierno...
Pedro: No puedo -besándote el cuello-
Paula: Bueno basta -reíste- me voy a bañar.
Pedro: Dale vamos -sonrió- Ya te conozco de memoria.
Paula: ¿Perdón? -comenzándote a reír- me viste una vez y no te vas a bañar conmigo, tenemos que hacer rápido -entrando al baño-.
Pedro: -entrando detrás tuyo- pero... yo también me quiero bañar.
Paula: Basta. Si te metes en el baño conmigo lo que menos vas a hacer es bañarte. -te sacaste el camisón y abriste la canilla de agua caliente-
Pedro: -levantó una ceja y se sacó la remera- Sí me baño.
Paula: -lo miraste y reíste- Ponete la remera dale.
Pedro: No, me quiero bañar con la rubia más hermosa del mundo...
Paula: No conmigo. Dale -riendo-
Te tomó de las piernas levantándote y vos comenzaste a patalear como una nena chiquita. Él rió a carcajadas y después de un rato de equilibrios te metió en la ducha,
metiéndose el también. Reíste a carcajadas y él te tiró contra la pared de la ducha haciendo que el agua caiga entre ambos-
Paula: Gordo, vamos a llegar más tarde que de costumbre.
Pedro: Y bueno, llegaremos más tarde que de costumbre, ¿o me vas a decir que no te morís por bañarte conmigo?
Paula: No me gusta llegar tarde a ningún lado-
Pedro: Ya lo sé, pero es tu oficina podes para.
Paula: -bufaste y revoleaste los ojos dejando que te apoye en la pared de la ducha- Okey, me relajo.
Pedro: Gracias.
Paula: ¿Gracias, porqué?
Pedro: Por la noche hermosa y perfecta que me hiciste pasar ayer -tomándote de la cintura y apoyando su frente contra la suya mientras el agua caía sin parar- de verdad te digo, fue muy lindo.
Paula: Vos sos tierno hermoso, sos el más tierno que puede existir, y... ¿te confieso algo? -asintió con la cabeza- nunca nadie me trato así tan tierno como vos.
Pedro: Es que yo soy el mejor.
Paula: Obvio sos el mejor -colgándote de su cuello y dándole un pequeño y tierno beso- ¿Te vas que me quiero bañar? No tardo.
Pedro: salgo porque vos me lo pedís eh! sino no -te besó tiernamente y salió del baño-
No tardaste mucho en bañarte o eso creíste vos, al salir el estaba en traje tirado boca arriba en la cama. Era el más lindo, ¿que hacia? No lo sabías. De lejos, a simple vista parecía que pensaba algo. Con la toalla envuelta en tu cuerpo te acercaste a él acostándote para quedar a la altura de su cabeza y le diste un tierno beso en la frente. Él solo se dedico a sonreírte, era tan lindo cuando sonreía. Lo miraste y con tu mano derecha apretaste sus cachetes. Él te miró y sonrió.
Pedro: Dijiste que no ibas a tardar mucho -levantó una ceja- tenés un gran problema con el reloj.
Paula: No tarde mucho -comenzando a reír miraste la hora- para mi es normal.
Pedro: Yo me baño en menos de quince minutos, vos media hora en el baño y salís en toalla. -revoleo los ojos y rió-
Paula: Perdón YO el chico que me baño rápido -reíste- me cambio y vamos, ¿si?
Pedro: ¿Estás media hora más para cambiarte? -te cargó-
Paula: Cerra la boca. -fuiste al placard y agarraste varias cosas para ponerte-
Pedro: ¿Te vas a poner eso?
Paula: Sí, sácate lo que tenés ahí.
Pedro: ¿ahí donde?
Paula: -te acercaste y le pasaste la mano por la boca- la baba. -riendo entraste al baño-
No pasó mucho tiempo cuando te cambiaste. Saliste lo más rápido que pudiste y tomaron un café. Todo era a una velocidad rápida, ya era tarde. Las once. Nunca llegaban a


las once- Once y cuarto salieron de tu casa con su auto. Parecían un típica pareja de empresarios, felices y enamorados. Se sonrieron, y en cuestión de minutos estaban en la empresa a punto de ingresar.

♥ Capitulo 23 ♥

No tardaron en saludar a todos, y en que Agus te abra la puerta. Se subieron a tu auto, ya que él habia llegado en el de Bruno y manejaste vos. Habrán tardado quince minutos en llegar a tu casa y en solo cuestión de minutos entraban a los besos en el living. Lo besabas tiernamente intentando cerrar la puerta. Te despegaste de Pedro y él la cerró. Tomándote otra vez de la cintura para volver a pegarte a él-                                                                                                                      
Paula: Mm -sonreíste- que lindos besos.                                                           
Pedro: Viste, me caracterizo por eso, por dar lindos besos y más a personas como vos.


Paula: ¿como yo? -lo miraste- ¿Y que tengo yo?


Pedro: sos especial, Muy especial. Tengo sed. ¿Me das algo para tomar?


Paula: -lo miraste- Anda a buscarte, ¿sos manco?


Pedro: Me da cosita, ¿me das vos? -sonrió como un nene-


Paula: Hay dios -prendiste la luz de la cocina entrando, agarraste una jarra de agua y le servías en el vaso cuando te agarró por atrás-


Pedro: Gracias, por el agua -te corrió el pelo del cuello mientras te sostenía de la cintura-


Paula: De nada -sonreíste cuando él te daba cortos besos en el cuello- Toma dale, tanto jodiste.


Pedro: Okey, okey -rió y tomó el agua dejando que te puedas dar vuelta, pero sin dejar de arrinconarte contra la mesada de la cocina-


Paula: ¿No me vas a dejar salir? -bufaste-


Pedro: No, rezongona. Te voy a tener acá toda la vida.


Paula: -reíste- mira vos.


Pedro: ¿Que queres que mire? -dejando el vaso y volviéndote a besar el cuello-


Paula: -cerraste lentamente los ojos- Nada, quiero salir...






Pedro: ¿Tenés miedo? -te miró-


Paula: ¿Miedo de qué? ¿De vos? -reíste- No.


Pedro: ¿Entonces porque me esquivas?


Paula: porque soy mala -reíste-


Pedro: Ya sé que sos mala -bajo la mirada-


Paula: -lo besaste colgándote de su cuello- Mentira, soy vueltera.


Pedro: No, no es eso, es que no haces lo que sentís -mientras lo tenías de la mano y caminaban hacia el living-


Paula: -te diste vuelta a milímetros de su boca y del sillón- ¿no hago lo que siento?


Pedro: No, das vueltas y vueltas pero queres algo en concreto.


Paula: ¿Ah sí? -sonreíste, tanta razón tenía- ¿y qué quiero? -sentándote en el sillón-


Pedro: Si no sabes vos. -sentándose enfrente tuyo.


Paula: Si sé. Pedro: Y que queres, capas te pueda ayudar.


Y sí no te cavia duda, eras vueltera, histérica pero de algo que estabas segura era que él era tu hombre, todo tuyo. Sabías que tenían algo fuerte, muy fuerte, algo que iba más allá de estas semanas que pasaste junto a él. Algo más real. ¿Que era? No tenías idea. Pero habia de algo que estabas muy segura, y era de estar con él.


Paula: Si podes. Haceme sentir tuya Lindo, Haceme tuya. -lo miraste por primera vez a los ojos después de esa larga conversación acariciándole la cara con ternura-


Y sí otra vez, las palabras sobraron, estaban de más, no hacían falta- Lo único que querías, y necesitabas en ese momento eran sus caricias, sus mimos, sus besos, su


ternura y su dulzura que se hacía presente en cada beso y caricia que te daba ya casi recostados sobre el sillón blanco de tu living- Colocaste tus manos entre su cuerpo y el tuyo para así, más cómodamente comenzar a desabrocharle lentamente la camisa y a desacomodársela haciendo que llegué a sus hombros, mientras él subía tu camisa lentamente desabrochando algunos botones para hacer más fácil el camino hasta el punto que a él le interesaba llegar. Llegando a tus pechos, los acarició suavemente sobre el corpiño blanco de lunares que todavía seguía allí. En cuestión de minutos, él se encontraba sentado con las piernas estiradas sobre el sillón mirándote enamorado cuando vos te pusiste sobre él, para así juntos, poder desabrochar lentamente los botones de la camisa que tanto molestaba. Él no paraba de mirarte a los ojos, y vos de vez en cuando podías y dejabas de prestarle atención a los botones de la camisa, también. Cuanto te deshiciste de su prenda, que ya molestaba, él con mucha experiencia te sacó la camisa.


Eras vueltera pero ahora no. No sabías porqué pero te sentías muy segura de lo que querías, y muy segura de lo que hacías. Mientras él, ya pegado a vos te besaba lentamente el cuello, vos mirabas fijamente tus manos quiénes trabajaban con su cinturón que costaba en salir. Terminaste de sacarle el cinturón para luego seguir con los bolsillos. Tú pollera no fue difícil de sacar ya que se podía sacar por el costado pero él pantalón de él no. En cuestión de minutos tu pollera desapareció y ya parados bajaste su pantalón junto a su bóxer- todavía besándose se volvieron a sentar, vos con las rodillas a ambos costados. Se encargó de hacer desaparecer tu corpiño, con un poco de esfuerzo al desabrocharlo y por último se encargo de hacer desaparecer la última prenda que quedaba.


Ya con ella en el piso, sin más vueltas, sin más dudas y con un tierno beso, te sentó lentamente sobre él para así sentirlo como nunca antes lo habías sentido. Primeramente fue un sensible dolor pero más tarde el dolor comenzó a desaparecer para convertirse en un Gran placer que ambos disfrutaban y que no querían que terminara jamás. El living se llenó de muchas sensaciones, muchos sentimientos casi indescriptibles. Gemidos, calor, caricias, una temperatura que no daba más y así te sentías única sintiendo cada beso que él te regalaba con amor. Unos minutos habían pasado, diez, quince, veinte, quizá media hora, ni siquiera querías saberlo. Sin salir de vos se levantó teniéndote sobre sus brazos en una especie de koala, para así subir las escaleras, caminar por el pequeño pasillo y entrar a tu pieza que ya sabía de memoria. Te tiró suavemente sobre las sábanas, suaves y blancas, besándote nuevamente el cuello, tus dedos se deslizaron sobre su espalda para clavarse lentamente en ella demostrándole que querías más. Con movimientos aún más fuertes, ya hace más de una hora estaban allí, entre las sábanas, él sobre vos, sin dejar de besarte y sin dejar de enredar tus dedos sobre su pelo que estaba transpirado. Ya sus cuerpos no daban más. Estaban agotados.


El cansancio se apoderaba de ustedes. Con una simple y hermosa mirada se dieron un último beso, para así, sin decir más nada se dejaron invadir por el sueño, cerrando los ojos aunque sin olvidarse de la noche hermosa que acababan de tener.


Abriste los ojos, miraste el reloj, marcaban las nueve de la mañana. Sonreíste, todavía desnuda. Él boca abajo, dormía como un angelito, pero tenían que ir a trabajar. Lo miraste estaba totalmente dormido, entonces para despertarlo, comenzaste a darle pequeños besos, suaves, en su cachete.


Paula: Gordo -dándole tiernos besos en el hombro para así llegar a su espalda-


Pedro: Mmm -apenas movió el dedo pulgar de la mano derecha-


Paula: Pedro -repetiste otra vez-


Pedro: No, un ratito más...


Paula: No, qué un ratito más tenemos que ir a trabajar -torciste la cabeza para darle un pequeño beso en sus labios-


Pedro: No. -negó sin abrir los ojos-


Paula: Dale tenes que irte...


Pedro: ¿me echas? -preguntó dormido-


Paula: ¿Yo echarte? Já, no me hagas reír, quisiera quedarme así toda la vida con vos.-y otra vez besaste sus labios-


Pedro: quiero dormir.


Paula: Tenés que levantarte, no seas bebé.


Pedro: Soy tu bebé-


Paula: Sí por eso, levántate.


Pedro: Dame besitos.


Paula: Peter vamos a llegar tarde...


Pedro: -sin dejarte terminar- besitos...


Reíste y comenzaste a darle besos en toda la espalda para luego pasar por delante de sus labios y qué él te tomara con el brazo y te comiera la boca. Sonreíste arriba de él, comenzando un nuevo día, te siguió besando un rato más aunque vos insistías con levantarse.

Capitulo 22 ♥

Vos subiste y te bañaste. Te secaste el pelo y te planchaste. Miraste el disfraz que no era cualquier disfraz. Era un disfraz de colegiala. Te conocías y te veías con eso. Te reíste al acordarte que él lo habia elegido y te comenzaste a vestir. Te pusiste la camisa blanca frente al espejo que te quedaba demasiado apretada y te anudaste la corbata. Después te pusiste la pollera que eran varios centímetros más arriba de la rodilla, y botas negras. Te ibas a divertir esta noche. Te terminaste de cambiar y te maquillaste. Ni poco ni mucho. Te acomodaste por última vez el pelo y bajaste mirando la hora. Ya eran las ocho. Decidiste salir con tu auto. Te dirigiste a la casa de Florencia con el volumen al máximo, sabias de memoria donde vivía. Tardaste quince minutos en llegar, no había llegado nadie. Tocaste timbre ante los silbidos de varios chicos que pasaron y sí, la pollera era DEMASIADO CORTA. Lo primero que pensaste fue "Florencia abríme" y "Pedro te voy a matar". Por suerte Florencia abrió la puerta rápido ante los gritos de los chicos y cerramos rápido.


Florencia: Dios mírate lo que sos -riendo- Te parto.


Paula: -me mordí el labio- Yo a vos. -Rio- ¿Te ayudo?


Florencia: Dale veni -yendo a la cocina-


Ambas agarramos gaseosas para terminar de acomodar. Cande estaba vestida de porrista, una pollera roja corta que si giraba dos veces seguidas se le veía la cola y un top blanco que decía 'linces' o algo así. Con música a todo lo que daba terminamos de acomodar. Habia de todo, sándwiches, palitos, papas fritas, maníes, y obviamente lo infaltable, Bebida. Agustín había comprado de todo y se lo habia traído más temprano, el siempre venia más temprano que los demás para terminar de ayudar. El timbre sonó y Florencia abrió, ahí estaba Agus parado como si se hubiesen puesto de acuerdo, tenía el equipo de San Lorenzo, el equipo de sus amores. Qué raro de él. Saludo y bajo más música. A medida que iba pasando el tiempo la gente llegaba. Había gente que no conocía, no éramos solo nosotros eran amigos de Florencia de otros lugares, todos saludaban. Al rato llegó Zaira con Natalia y Zulo. Zai estaba vestida de hormiguita viajera, Nati de Campanita y Zulo de El capitán Garfio. Franco llegó con Matías mi mejor amigo, Franco estaba vestido de He-man y sí, el cuerpo le daba; mientras que Matías estaba vestido de Batman. Fuiste a ver qué hacia Agus abrazándolo por detrás. El timbre sonó devuelta pero esta vez no miraste, eran Bruno y Pedro. Bruno estaba vestido de, Peter Pan. Sentiste que dos manos rodeaban tu cintura y sonreíste, te diste vuelta y lo miraste mordiéndote el labio.


Pedro: Ahora digo, no hice mal en elegir te queda impresionantemente increíble.


Paula: Sí pero me silbaron mucho -reíste y le diste un corto beso- a verte.


Pedro era una especie de profesor, tenía una camisa blanca con un chaleco azul que le quedaba perfecto un pantalón de jean que también le quedaba perfecto. Te mordiste el labio y sonreíste.


Paula: Estás hermoso.


Pedro: -sonrió y te tomó de la cintura- igual más que vos imposible.


Paula: Mm -te alejaste- no podemos tener relación entre alumna-profesor.


Pedro: no estamos en la institución...


Paula: Pero igual seguimos siendo alumna-profesor.


Pedro: me gusta lo peligroso -te besó riendo-


Paula: A mí me gustas vos y no te lo digo constantemente así que shhh, cállate.


Sonó la música a todo volumen y todos comenzaron a bailar entre risas. Divirtiéndose como hace tiempo no lo hacían. Pedro y Bruno saltaban y bailaban cuarteto mientras que vos bailabas con Zaira. Florencia con Agus y después más no veías. Estaban todos dispersos. De repente sonó reggaetón, y sí a todos les gustaba. En poco tiempo Zaira desapareció y vos quedaste frente a Pedro. Otra vez como el destino los habia cruzado. Otra vez de la manera cuando comenzaron ese 'histeriqueo' que hoy eran besos tiernos. Sonreíste y tomándolo de la mano le pediste que bailara. Él ya sin el chaleco, con la camisa entre abierta y la corbata desprolija, te sonrió y te siguió al ritmo de la música. Habrán bailado más de media hora cuando te dio sed y se acercaron a tomar algo a las mesas. Agarraste un daikiri de frutilla y Pedro te abrazó de atrás.


Paula: Que pegajoso estas hoy...


Pedro: pegajoso no, estoy cariñoso, es distinto.


Paula: perdón, cariñoso. ¿Qué hora es?


Pedro: -miraste la hora-Casi las dos, ¿por?


Paula: ¿Ya? Que rápido pasa la hora.


Pedro: Sí. Muy. Mira eso -señaló a una esquina donde Bruno pan hablaba con la hormiguita viajera- es de terror.


Paula: Déjalo y ocúpate un poco de mí, ¿Dale?


Pedro: Y dale. -sonrió y te besó-


Zaira se encontraba contra la pared de la cocina mientras que Bruno apoyado en ella. La miraba disimuladamente mientras miraba a los demás bailar. Ya no había tanta gente, la mayoría se habia dispersado o tenía pensado ir a bailar y se habían ido. Estaban los más conocidos. Los amigos de siempre. Zaira lo miró y sonrió. Zaira: hace falta que me mires así tan...


Bruno: ¿Tan qué? -interrumpió arqueando una ceja-


Zaira: Tanto.


Bruno: porqué los ojos están hechos para mirar, ¿o no?


Zaira: -comenzando a reír- típica de chamuyeros.


Bruno: No, te miro porqué sos linda.


Zaira: -mirándolo- ¿linda? por dios.






Bruno: Si tu hermano no me miraría tanto te llevaría afuera.


Zaira: ¿Tanto miedo le tenés?


Bruno: No le tengo miedo a nada.


Zaira: ¿Y entonces? -estiró su mano hacia él- ¿Que esperas?


Bruno con una sonrisa en la cara, tomó la mano de la morocha y la llevó afuera. Vos reíste los habías visto. Pedro te miro raro y miró hacia atrás donde anteriormente estaban ellos. Ya casi no habia nadie en la casa de Florencia solo vos, él, Flor que se encontraba tirada en el sillón casi dormida sobre las piernas de Agus, Natalia ya dormida sobre Zulo y Bruno y Zaira que ya no los veías.


Pedro: -arqueando una ceja luego de ver que su hermana ya no estaba- Y Zaira?


Paula: -pusiste cara de no saber- No sé la verdad.


Pedro: No sabes mentir -rió-


Paula: Si se mentir -bufaste enojada-


Pedro: No sabes. -superado.


Paula: Ok. Me voy.


Pedro: ¿A dónde? -se apuró a contestar-


Paula: A mi casa, me aburrí.


Pedro: No, no te vayas -bajo la cabeza-


Paula: Ves que se mentir -reíste a carcajadas- igual, enserio me parece que estaría bueno ir yendo.


Pedro: Bueno, si queres anda.


Paula: Veinte a casa -sonreíste- Dale.


Pedro: Mm no sé -dudando- ¿Que harías para convencerme? Paula: No sé, veni -dándole un tierno beso- quiero mimos...


Pedro: -sonrió- Vamos.


Paula: Que rápido poder de convicción tengo. -ambos rieron.


No tardaron en saludar a todos, y en que Agus te abra la puerta. Se subieron a tu auto, ya que él habia llegado en el de Bruno y manejaste vos. Habrán tardado quince minutos en llegar a tu casa y en solo cuestión de minutos entraban a los besos en el living.

Capitulo 21 ♥

El día se pasó súper rápido. Se encargaron de terminar trabajo atrasado para ponerse al día. Ya cansados se fueron todos. Ustedes dos fueron los últimos en irse. Antes Florencia te había mandado un mensaje de qué la acompañaras a comprarse el disfraz, entonces habías arreglado con Peter para que vaya con Bruno que era su mejor amigo. Zaira decidió ir con ustedes asique la tenían que pasar a buscar- Ya eran las cinco de la tarde cuando Florencia, ya con Zai en el auto, pasó por tú casa. Fueron a uno de los shoppings más caros. Siempre gastando tanto ustedes. Buscaron una casa de disfraces y entraron dispuestas a vestirse para romperla. Florencia se había perdido en la tienda que era gigante. Mientras vos y Zaira caminaban juntas. Paula: ¿Vos todo bien? Estaría bueno conocernos, digo para llevarnos bien-reíste-
Zaira: ¿Tampoco nos llevamos mal no?-te miró-
Paula: No obvio, aparte, me estás cayendo bastante bien-mirando un disfraz-
Zaira: No quiero pensar que es por mi hermano-levantó la ceja-
Paula: No-reíste-por tu forma de ser. Me haces acordar a una amiga que tenía cuando era más chica.
Zaira: -te miró- ¿En primaria?
Paula: Sí-la miraste-¿por?
Zaira: Porqué también me recordáis a una amiga, a mi mejor amiga-revoleó los ojos-
Paula: -la miraste fijo-Si sos vos, wow.
Zaira: Porqué wow?-rió-
Paula: Porqué si fueses ella estás, cambiada. Muy cambiada.
Zaira: La gente crece.
Florencia: -gritó apareciendo junto a nosotras con dos trajes-¿Cuál?
Zaira: -la miró-El de la derecha.
Florencia: ¿Que derecha?, ¿Esta o esta?
Paula: La única derecha que tenés Florencia-la fulminaste con la mirada riendo-
Florencia: Mm, a mi me gusta más esté-señalando el de la izquierda-
Zaira: ¿Entonces para qué preguntas?-rió-
Paula: -reíste- Si te queres poner bien sexy, esté-señalaste el de la izquierda- y si queres estar más light, esté.
Florencia: -sonrió maliciosamente- El de la izquierda entonces-salió corriendo-
Zaira: ¿Y vos? -te miró-
Paula: No tengo la menor idea.
Zaira: Mm -pensó- ponete sexy, para mi hermano.
Paula: vos Decis?
Zaira: y si, te podes poner este. Yo voy a ver por allá, espérame -alejándose-
Reíste cuando de repente sentiste que dos manos suaves se posaban alrededor de tu cintura y abrazaban tirándote para atrás. Giraste la cabeza y lo viste sonriente con el traje negro. Sonreíste y le diste un pico dándote vuelta para quedar a la vista de él y para poder verlo vos también.
Paula: ¿Que haces acá? -sonreíste deslizando suavemente tus manos sobre su cuello y haciendo que él te agarré suavemente de la cintura-
Pedro: Te extrañaba, y Bruno está acá adentro y te vi y te vine a molestar -sonrió-
Paula: vos nunca me molestas.
Florencia: Ah bueno -nos miró sonriente y boquiabierta- quería ver esto.
Zaira: ¡Yo también! Son re lindos, ¿o no Flor?
Paula: -me reí- que molestas son dios.
Pedro: -sonrió y las saludo a ambas- ¿Que se van a poner?
Florencia: no te importa, vamos la dejemos a la pareja feliz -ambas rieron y desaparecieron entre tanta ropa-
Pedro: Y vos, que te vas a poner? -volviéndote a abrazar de atrás para apoyar su cabeza en tu hombro-
Paula: No sé, todavía no tengo la menor idea.
Pedro: Pongámonos algo así como Batman y Gatubela.
Paula: -me reí- esta re quemado eso.
Pedro: Fue un ejemplo mala onda, Uy mira -sacó un traje- este te quedaría... -mordiéndose el labio inferior-
Paula: Olvídate.
Pedro: Dale, cumplirme el sueño. -poniéndote cara de perrito mojado-
Paula: -lo miraste- Pero vos te pones este.
Pedro: Dale -sonrió asintiendo con la cabeza- y después...
Paula: A pagarlos -reíste yéndote y el sonrió con cara de satisfacción-
Peter te acompaño, quiso pagarte el tuyo pero vos no quisiste como terca que sos y te lo pagaste vos. Se los envolvieron en bolsas y esperaron a las chicas afuera-
Él bostezo con su traje en la mano mientras te miraba con cara de enamorado. Vos te reías mirándolo.-
Pedro: -comenzó a reír- ¿de qué te reis?, ¿De mi?
Paula: No, de cómo me miras me rio -tomándolo de la cara lo besaste tiernamente-
Pedro: Es increíble cómo me podes, y te admito que... -miró la bolsa con el traje de ella- doy la vida por verte así.
Paula: Sos un... -te besó callándote- Te odio.
Pedro: Yo no, yo te quiero -lo miraste- mucho.
Bruno: Te quiero mucho -poniendo voz graciosa salió riendo- que cursi sos.
Paula: -comenzando a reír lo abrazaste-
Bruno: -vio salir a Zaira- no sabía que habia un ángel adentro.
Pedro: Córtala con mi hermana porque te cago a trompadas -rió- bueno vamos Bruno, hoy a la noche nos vemos entonces, ¿te paso a buscar?
Paula: No, voy sola. O con Zaira
Pedro: -la miró- me sacas a mi chica.
Paula: yo no soy tu chica -comenzaste a caminar y el te alcanzo abrazándote- ¡soltame!
Todos rieron y comenzaron a caminar para el estacionamiento. Florencia se subió al auto con vos, y Zaira decidió ir con Pedro y Bruno así se bañaban y se cambiaban. No tardaron en llegar a tu casa y Florencia te dejó yéndose para terminar de organizar todo. Vos subiste y te bañaste. Te secaste el pelo y te planchaste. Miraste el disfraz que no era cualquier disfraz. Era un disfraz de colegiala. Te conocías y te veías con eso. Te reíste al acordarte que él lo habia elegido y te comenzaste a vestir. Te pusiste la camisa blanca frente al espejo que te quedaba demasiado apretada y te anudaste la corbata. Después te pusiste la pollera que eran varios centímetros más arriba de la rodilla, y botas negras. Te ibas a divertir esta noche.

Capitulo 20 ♥

Ambos rieron a carcajadas, y lavando las tazas y demás juntos, se pusieron los sacos, se sonrieron y salieron de tu casa. Se subieron al auto de Peter y sin más vueltas se encontraban yendo hacia la empresa a donde llegaron en pocos minutos. Juntos. Al llegar se encontraron con Zaira y Natalia quienes los miraron desentendidos. Era raro que ayer se trataban mal, se habían quedado bajo el agua por horas y ahora, ambos bajando del mismo auto, sonriendo. Y con razón los miraban raros. Ambos saludaron y Peter subió a donde se encontraba Franco. Vos bostezaste y le sacaste una medialuna a Natalia y caminaste a la puerta decidida a entrar cuando ambas te frenaron. Las miraste y te miraron. Comenzando a reír.
Paula: Ah, bien se ríen solas.
Zaira: No -rió- solas no, con vos.
Paula: ¿No será de mi no?
Natalia: No, con vos. Llegaron juntos-levantando una ceja-
Zaira: Y con la misma ropa de ayer-rió-
Paula: ¡ay jódeme que ayer tenía esto!-y obvio, te hiciste la boluda-
Natalia: ¿Será porque estuviste con él toda la noche?-interrogó-
Paula: -comenzaste a reír exageradamente y luego las miraste seria- Chicas por dios, ¿me hablan en serio?-ambas asintieron- ¡Como voy a pasar la noche con tu hermano Zai!
Zaira: ay, me Decis Zai-sonrió feliz-
Natalia: -Revoleo los ojos- Hey, somos tus amigas, ¿o no?
Paula: -suspiraste- Solo vino a comer a casa. -las tres rieron-
Zaira: ¿Y la ropa porqué?-volviéndote a interrogar, esta vez la morocha-
Paula: No sé se puso la misma ropa.
-Pau!-dijeron al unísono las dos entre risas-
Paula: Okey! Se quedó a dormir-ambas gritaron- No acepto comentarios.
Natalia: ¿Y preguntas?-sonrió malignamente-
Paula: Según qué tipo de preguntas.
Zaira: Te... -y puso caras extremadamente graciosas, cada vez la quería mas-
Paula: ¡Dije según qué tipos!-riendo y dirigiéndote a tu oficina, ambas te miraron en busca de una respuesta- No pasó. -riendo entraste-
Zaira: ¿le crees?-levantando una ceja-
Natalia: La conozco, no se va a acostar con él el segundo día.
Zaira: -levantó la ceja- ¿Tres?
Natalia: Tres-rió-Basta, ¡sigamos trabajando! -las dos rieron-
Entraste a la oficina dejando tu cartera sobre la silla y desplomándote en ella pensando en ayer. Suavemente tus ojos dejaron de ver al sentir dos manos que se posaban sobre ellos. Sonreíste, era él. Te quedaste sin moverte esperando que te deje ver, algo que parecía que no ibas a lograr.
Paula: Ya sé que sos vos eh.
Pedro: Ya sabía que sabias que era yo-te miró destapándote los ojos- ¿me extrañaste?
Paula: Algo.
Pedro: ¿Algo? ¿Nada más?-decepcionado-
Paula: Algo mucho-giraste la silla y tomándolo de la cara lo besaste-
Pedro: No, acá no-rió-
Paula: Ahora sos vos el que no queres-negaste con la cabeza y te levantaste para buscar algo-
Pedro: -te arrinconó contra el escritorio-Yo siempre quiero, ¿cuando lo vas a entender?
Paula: ¿Qué queres vos?-interrogaste-
Pedro: Yo quiero tantas cosas-admitió-
Paula: Pero... específicamente Ahora, ¿qué es lo que queres?-interrogaste más que cerca-
Pedro: A vos.-sonrió sin dudar-
Paula: Vas a tener que esperar para tenerme a mí. Histérica eras-
Pedro: ¿Todavia no te tengo?-desconcertado-
Paula: No completa.-negaste-
Pedro: No sé a qué te referirás con "completa" pero tengo alguien que nadie tiene.-sonrió-
Paula: ¿qué tenés?-sonreíste-
Pedro: Tus labios.
Paula: ¿Estás tan seguro?-preguntaste-
Pedro: Demasiado, y en algún punto, tengo tu corazón.
Paula: -sonreíste- ¿A sí?
Pedro: Y si no lo tengo lo voy a tener, ¿sabes por qué?
Paula: No tengo la menor idea.
Pedro: ¿queres saber?-sonrió-
Paula: No sé si quiero saber.-revoleaste los ojos y la histeria se volvió a mostrar-
Pedro: Yo sé que queres saber.-te quiso besar y le corriste la cara mirando para arriba y haciendo que te bese el cuello-
Paula: Mm no, mejor no quiero. -reíste-
Pedro: Ok.-te quisiste ir pero, ya era imposible-
Paula: -lo agarraste del brazo haciendo que quede nuevamente sobre vos encerrándote-¿Porqué Decis que tenés mi corazón?
Pedro: Porqué todo lo que quiero, deseo o Ancio lo consigo.-sonrió superado-
Paula: Sorry, YO el superado. -reíste-
Pedro: El superado te encanta.
Paula: A vos te encanta esta histérica.-sonreiste ganadora-
Pedro: Y lo admito.-tomandote de la cara te besó-
Paula: ¿Vamos a trabajar?-reíste-
Pedro: Hagamos lo que vos quieras.
Paula: Trabajar.
Pedro: ¿Querés eso? -te miró y vos asentiste con la cabeza- Okey, entonces a trabajar.

Capitulo 19 ♥

Era temprano, acostada en tu cama de dos plazas sonó el despertador. Estabas boca abajo con la cabeza hacia este y de un manotazo lo apagaste. Sentiste que una mano se acomodaba en tu cintura y luego que algo detrás tuyo se acomodaba. Sonreíste. Giraste la cabeza y lo viste. Ahí acostado junto a vos, todavía con los ojos cerrados. Te mordiste el labio, de ternura, y lentamente acariciaste su mejilla. No querías despertarlo, se veía tan tierno, tan perfecto, tan tranquilo. Tampoco querías levantarte vos, lo que más querías era estar así con él. Ya era sábado por la mañana, tenían que ir a la empresa. Y luego, tenias que comprar el disfraz para la fiesta de Florencia. Lentamente te pusiste de costado para moverlo suavemente desde el hombro. No despertó. Te volviste a morder el labio y acercándote más a él, lo besaste siguiendo y dándole besos por la mejilla y el cuello, acercándote a su oído. Paula: Lindo, lindo levántate.
Era como si nada, estaba completamente dormido. Sonreíste otra vez y le corriste el pelo de la cara. Con cara de dormida miraste por la ventana pero al estar las cortinas no pudiste mirar mucho. Te tildaste mirando la ventana y él se movió. Lo volviste a mirar sonriendo y él con los ojos entreabiertos por el sueño también sonrió.
Paula: ¡Buen día! -y te tiraste sobre él haciendo que él te abrazara-
Pedro: Buen día -bostezo dormido- ¿como durmió la princesita más linda de todas?
Paula: Bien y más con vos acá. ¿Y vos principito?
Pedro: Bien, aunque admito que me gustaría quedarme acá.
Paula: Pero, hay que ir a la oficina -sonreíste y el te miró extrañado- Es sábado, y por lo menos tempranito tenemos que ir.
Pedro: ¿De verdad? -bufó
Paula: Si quejón -y ambos rieron, te sentaste en la cama y lo miraste-
Pedro: -rió- te queda lindo el pelo así.
Paula: ¿Que tiene mi pelo? -todavía dormida-
Pedro: Estás toda despeinada -riendo
Paula: hay no que desastre -levantándote saliste corriendo al baño-
Pedro: Exagerada, ¿que problema hay que te vea así? -sin obtener respuesta apoyo la cabeza en la almohada y miró el techo.
Habrás estado quince minutos en el baño y saliste renovada. Vos siempre eras rápida para cambiarte. Peter te miró y se mordió el labio, y sí estaba irresistible. Sonreíste y le tiraste la remera que estaba sobre la silla del escritorio junto a las demás cosas tuyas y comenzaste a buscar un par de zapatos. Peter atentó miraba tu placard. Al encontrarlos te sentaste para comenzártelos a poner y lo miraste. Estaba raro.
Paula: ¡Hey!, ¿que pasa? -extrañada
Pedro: Eh? No, nada...
Paula: No, algo te pasa -te sonreíste
Pedro: Esa foto -señalo la foto que estaba pegada en el placard-
Paula: -te pusiste un zapato- ¿te vas a poner celoso de un nene? -reíste dándole la espalda-
Pedro: No, ¿quién es?
Paula: Mi novio de la infancia y la primaria, el que te conté te acordas?
Pedro: Si sí me acuerdo, ¿y por qué te peleaste?
Paula: Me fui a Nueva York con mis viejos cuando tenía trece, estaba re enamorada. Y bueno, perdí contacto.
Pedro: -te miró- ¿ni siquiera te acordas como se llamaba?
Paula: No me acuerdo mucho, sé que me habia enamorado de verdad, era como mi gran amor de chica -reí-
Pedro: Ah. -sin decir nada
Paula: -lo volviste a mirar- ¿Por algo en especial?
Pedro: Interés. -sonrió y te besó- Voy al baño, y después bajo y te hago el desayuno si queres.
Pedro: Yo lo hago ahora -lo besaste y bajaste la escalera.
Paula: -se acercó más al placard contemplando esa foto, y luego de un tiempo salió al baño-
Bajaste a la cocina, todavía medio dormida. Agarraste dos tazas y pusiste para hacer cafés. Uno para vos, y otro para él. Te frotaste los ojos dormida y prendiste la tele. Hacía frío. Y claro, que esperabas una mañana de comienzos de Julio, comenzando el invierno. Hiciste algunas tostadas y tu teléfono sonó repetidas veces. Equivocado. Odiabas cuando se equivocaban. El morocho con un pantalón negro de vestir y una corbata negra con una camisa blanca, apareció por la puerta todavía dormido. Se acercó a vos, te tomó por la cintura y te besó. Le sonreíste y luego pusiste los cafés junto a las tostadas sobre la mesa.
Pedro: Hace frío che -tomando un pequeño sorbo de café-
Paula: Sí, ¿está muy caliente?
Pedro: Mm, no. -pensó y luego sonrió- Esta bien.
Paula: Yo después de la oficina voy a ir a alquilar el disfraz para lo de Flor.
Pedro: Uy! Me re olvidé yo.
Paula: Acompáñame si queres seguramente alguna de las chicas vienen y Matías también.
Pedro: Ojo con Matías vos eh! -bufó celoso
Paula: -rió- Es mi mejor amigo.
Pedro: No me importa ojo.
Paula: Celoso -reíste-
Pedo: No son celos, solo protejo lo que me pertenece.
Ambos rieron a carcajadas, y lavando las tazas y demás juntos, se pusieron los sacos, se sonrieron y salieron de tu casa. Se subieron al auto de Peter y sin más vueltas se encontraban yendo hacia la empresa a donde llegaron en pocos minutos. Juntos.

Capitulo 18 ♥

La película empezó cuando ustedes habían terminado de comer. Se acostó en el sillón y vos te acostaste sobre él tapándolo a él y tapándote vos con la frazada. Apoyaste la cabeza sobre su pecho y así toda la noche miraron la película, mientras él suavemente te tocaba el pelo y te tenia de la mano. Una escena muy romántica, ambos personajes se encontraban luego de años bajo la lluvia hundiéndose en un beso único y esperado, que obviamente termino con una noche de amor magnifica. Paula: Que tiernos son -sonreíste apoyada todavía en su pecho- ¿no?
Pedro: Sí la historia que cualquiera quisiera vivir. -te miró-
Paula: Sí y más con él -reíste y lo miraste- ¿que? no puedo mirar hombres, desde cuándo?
Pedro: No, está bien mira. Yo miro a ella que es re linda.
Paula: Me parece perfecto.
Pedro: -te tomó de la cara y te besó- Vos sos la única persona a la que puedo mirar.
Paula: ¿ay sí? -sonreíste-
Pedro: Hay sí -te imitó y luego rió-
Paula: que gracioso estás -te pusiste boca abajo quedando frente a él ya olvidándote de la película-
Pedro: -apoyó sus manos en tú cintura- te vas a perder la película así.
Paula: Ya la vi. Aparte es más divertido verte a vos.
Pedro: ¿más divertido verme a mí? Ah, ya entiendo, queres hacer tu propia película.
Paula: -comenzaste a reír- No de ese estilo -señalaste la tele donde tirados en la cama ambos protagonistas se demostraban cuanto se amaban-
Pedro: ¿por qué así no? -arqueo una ceja-
Paula: Porqué yo soy chiquita.
Pedro: -comenzó a reírse- ¿chiquita? ¿Vos? Pero por favor -rió-
Paula: ¡Hey! -lo miraste- no sé como pensarás que soy yo.
Pedro: ¿En la cama?
Paula: No hablo de eso, hablo de tu rapidez hormonal.
Pedro: Yo no tengo rapidez hormonal.
Paula: -reíste- contate otro.
Pedro: De verdad, aunque admito que... -te miró mordiéndose el labio- me moriría de ganas.
Paula: -le pegaste suavemente en el hombro- Lo sé soy irresistible.
Pedro: Muy -se te acercó besándote lentamente y mordiéndote suavemente el labio-
Paula: No me vas a tentar -reíste hablando con dificultad porque te mordía el labio- ¡Duele!
Pedro: No te quiero tentar, te quiero besar que es totalmente distinto -sonrió-
Paula: Pero una cosa lleva a la otra -sonreíste-
Pedro: Y que las lleve -te besó-
Paula: ¡No te zarpes! -reíste- me gusta estar así con vos.
Pedro: ¿Así acurrucaditos? -sonrió-
Paula: Sí así, ¿Te quedas no?
Pedro: ¿A dormir?
Paula: Si a dormir, ¿te quedas no? -lo abrazaste y esta vez se pusieron de costado-
Pedro: Para, no era que 'no sos nadie para quedarte a dormir en mi casa' -haciéndote burla-
Paula: Cambié de opinión quédate -te mordiste el labio-
Pedro: Y si me lo pedís así, me quedo los días que quieras. -rió-
Paula: ¡Hey, Hey!, hoy nada más.
Pedro: ¿Y cómo dormimos?
Paula: arriba.
Pedro: Juntitos, tapaditos y abrazaditos? -sonrió-
Paula: Otra no queda -rió- y, ¿vamos? tengo sueño.
Pedro: Si sueño... -te miró-
Paula: Sí sueño córtala -reíste y te levantaste con la frazada-
Pedro: -te ayudó a ordenar, apagó la tele y te agarró para llevarte en sus brazos-
Paula: -comenzaste a reír- ¿Peter que haces?
Pedro: Llevo a mi princesa a su habitación -levantó una ceja- ¿Está mal?
Paula: No, está genial. No tenía ganas de caminar.
Pedro sonrió y te subió hasta la pieza, con frazada y todo. Te acostó sobre la cama y te tapó con las sábanas. Te besó la frente y vos lo besaste. Lo agarraste de la mano y lo tiraste arriba tuyo para que se acostara con vos, él se encargo de sonreír. Te dio un pequeño beso y se tapó a tu izquierda. Lo miraste sonriendo y él paso su mano por tu cintura para así poder abrazarte desde atrás. Te sentías protegida con él ahí.
Pedro: -al oído- Hasta mañana hermosa.
Paula: -sonreíste con los ojos cerrados- Hasta mañana bonito.
Pedro te dio un tierno beso en el cuello. Y vos se lo devolviste besándolo al final. Ambos se sonrieron y al cabo de unos minutos, estaban totalmente dormidos.

Capitulo 17 ♥

Pedro: Es histérica.
Paula: Muy.
Pedro: Igual quédate tranquila que a vos, nadie pero nadie te gana.
Paula: Te encanta hacerme enojar.
Pedro: Me encantas vos -te besó al frenar en un semáforo y volvió a arrancar para ir a tu casa-
Paula: entonces, vamos para casa?
Pedro: Ya te dije que vamos a donde vos quieras, ¿queres ir a un restaurant? -te miró
Paula: Mm no sé, sorpréndeme.
Pedro: No me des ideas. -rió
Paula: Sorpréndeme Decentemente -levantaste una ceja-
Pedro: Bueno, como digas princesa. Te vas a tener que cambiar, estas como... mojada.
Paula: Uy es verdad, vos también -reíste-
Pedro: Vamos a tu casa y listo.
Asentiste riendo y siguieron camino a tu casa. No tardaron en llegar, tampoco estaban muy lejos. Ambos bajaron, y cerraron las puertas del auto bajo la lluvia. Buscaste la llave lo más rápido que pudiste, aunque no lo suficientemente rápido para que no queden totalmente empapados. Ambos, totalmente mojados abajo de la lluvia reían y vos no podías encontrar tu llave. Te tomó de la cara y te besó tiernamente. Le encantaba lo romántico. A vos también. Encontraste la llave intentándote despegar de él, no te dejo. Con la llave en la mano intentaste abrir la puerta, estaba oscuro y el te besaba era imposible entrar. Lograste colocar la llave en la cerradura y abriste entrando todavía a los besos con él. Pateó la puerta para cerrarla y te besó llevándote hacia el teniéndote de la cintura. Lo besaste enredando tus brazos en su cuello y el te apoyó contra el sillón.
Sonreíste y le diste un pequeño beso en el cachete.
Paula: Tengo que cambiarme.
Pedro: Vamos -sonrió
Paula: Sola Peter, no te pases
Pedro: ¿pasarme? Yo tengo que cocinar señorita.
Paula: me parece genial, entonces espérame -subiste corriendo las escaleras-
Pedro: -subió detrás tuyo y te tomó de la cintura- si te vas mucho tiempo te voy a extrañar.
Paula: ¡PETER! -reíste- no tardo baja dale
Pedro: Necesito un beso para irme feliz y contento.
Paula: -reíste y tomándolo de la cara lo besaste- Anda dale.
Peter bajó a cocinar y vos te cambiaste poniéndote lo primero que encontraste. Te pusiste una remera blanca y un jean con zapatillas. Bajaste y lo viste mirando la heladera. Sonreíste y te miró también sonriendo.
Paula: Ya abrís la heladera como si vivirías acá -reíste acercándote a él-
Pedro: -se paró frente a vos y te tomó por la cintura- Estoy practicando para cuando me venga a vivir con vos.
Paula: ¿Ah sí? -reíste- ¿tanta confianza te tenes?
Pedro: Muchísima.
Paula: Tene cuidado de que no se te caiga de golpe.
Pedro: Si vos no me la tiras.
Paula: -lo miraste y se empezaron a reír- Déjalo ahí.
Pedro: Que mente sucia -te besó- ¿pedimos pizza?
Paula: ¿no era que me ibas a hacer de comer?
Pedro: Em, si pero cambié de opinión, ¿comemos pizza mirando una peli que te parece?
Paula: Me parece genial, pero por lo menos llama vos a la pizzería -reíste y te tiraste en el sillón-
Pedro: -llamó a la pizzería y luego de unos minutos se acercó a vos- En 15 minutos vienen.
Paula: En 15? -revoleaste los ojos- tengo hambre.
Pedro: Me tenés a mi -sonrió- ¿me haces un lugarcito?
Paula: Dale veni -se acostó al lado tuyo-
Comenzaste a hacer zapping, no encontraban nada para ver y tenían hambre. Apenas sonó el timbre Pedro se levantó para ir a pagar las pizzas. Seguiste pasando los canales hasta que viste que estaba por empezar una película que te encantaba. Nico te miró entrando al living y dejó la pizza agarrando un cuchillo que estaba sobre la mesita del living para cortarla. Lo miraste y te sentaste en el sillón para servir coca para ambos.
Pedro: ¿que peli dejaste princesa?
Paula: Deja de decirme princesa porque no controlo mis actos -reíste- El diario de noah, ¿la viste?
Pedro: Mm, me suena. ¿De qué es?
Paula: La miramos y te fijas -reíste- yo la amo es mi película preferida lejos.
Pedro: ¿te gustan las historias románticas?
Paula: Si, me encantan. -y te metiste un pedazo de pizza en la boca- Hace frío ¿no?
Pedro: -agarraste una frazada de atrás tuyo- ¿la queres?
Paula: Dale -y te levantaste para taparla por la espalda.
La película empezó cuando ustedes habían terminado de comer. Se acostó en el sillón y vos te acostaste sobre él tapándolo a él y tapándote vos con la frazada. Apoyaste la cabeza sobre su pecho y así toda la noche miraron la película, mientras él suavemente te tocaba el pelo y te tenia de la mano.

Capitulo 16 ♥

Paula: porqué no sos nada para quedarte a dormir en mi casa -reíste- Pedro: ¿Y puedo empezar a serlo?
Paula: puf tiene que pasar mucho tiempo para eso.
Pedro: ¿Mucho? -frunció la nariz
Paula: Queda en vos.
Pedro: Es un gran avance, cambiaste de opinión -rió
Paula: Bésame y cállate. -lo agarraste de la cara y le partiste la boca de un beso.
Te agarró de la cara con ternura y te besó como nunca te habían besado. Lo seguiste, te encantaba. Te agarró dulcemente de la mano haciendo que te acerques más a él y así quedándote apoyada sobre su hombro mientras el seguía besándote. Le corriste el pelo de la cara con una sonrisa y lo miraste. Él te devolvió la mirada y con su dedo acarició tu boca y sonrió. Sonreíste y lentamente cerraste los ojos quedándote casi dormida sobre su hombro. Pasaron 15 minutos aproximadamente y sentiste que su mano se movía. Te llamó. Una. Dos veces. Lo escuchabas pero no querías despertar. Te corrió el pelo de la cara y al oído te volvió a llamar. Lo ignoraste. Suavemente arrimó su boca a tu oreja y te mordió lo más despacio que pudo. Sonreíste y él rió.
Pedro: Dale levántate que ya vienen los de la grúa-
Paula: -abriste lentamente los ojos- y déjalos, ¿que queres que haga? una fiesta?
Pedro: Mm no -pensativo- la fiesta me la podes hacer a mí.
Paula: No te desubiques -reíste y suavemente le pegaste en el brazo cercano a vos-
Pedro: No me desubique, solo digo lo que quiero, ¿está mal? -y te miró con esa cara hermosa y tierna-
Paula: No -reí- ahí vinieron, que me quiero ir.
Peter sonrió y bajo. Habrá estado una hora más hablando con los de la grúa, y en ese lapso de tiempo te quedaste totalmente dormida. Sentiste que la puerta del auto se abrió. Llovía otra vez. Abriste los ojos y lo miraste dormida. Pedro te sonrió y arranco el auto.
Paula: ¿que pasó? -te frotaste los ojos y te incorporaste- ¿ya está?
Pedro: Sí lo arreglaron, tenía algo en una válvula, pero está todo bien
Paula: Bueno, ¿vamos?
Pedro: Dale -sonrió- así te llevo a tu casa, ya son las ocho.
Paula: ¿las ocho? -te sobresaltaste-
Pedro: Sí, no me digas que tenias que salir con el otro -te miró-
Paula: -reíste irónica- Si, no sabes.
Pedro: -rió- ¿que pasa que son las ocho?
Paula: Es tarde.
Pedro: te llevo a tu casa ahora. Pensaba en comer con vos pero se atraso todo -rió-
Paula: ¿comer?
Pedro: Sí, llevarte a comer a casa. O a la tuya, o algún otro lado.
Paula: Vamos. -sonreíste-
Pedro: ¿queres porque queres ir conmigo o porqué te nombre la palabra ‘comida’?
Paula: Un poco de las dos -reíste- Vamos a casa, así no gastas plata.
Pedro: Yo por vos gastaría toda la plata del mundo -te sonrió-
Paula: -te mordiste el labio enternecido- sos increíble -le diste un beso en la mejilla-
Pedro: -sonrió agrandado- eso dicen todas.
Paula: -apoyaste tu brazo en la puerta del auto para luego apoyar tu cabeza contra el vidrio y reír mordiéndote el labio- sos tan creído.
Pedro: y te encanto.
Paula: -reíste- si me encantas -admití-
Pedro: -sonrió- Soy irresistible.
Paula: No tanto como yo.
Pedro: Mm -pensó- en eso tenes razón, somos dos bombas sexuales.
Paula: -reíste- Que manera de decir boludeces.
Pedro: Me encantas -te dio un pico-
Paula: ¡Mira para adelante cuando manejas! -reíste- sos de terror.
Tú celular sonó una vez y atendiste. Ni siquiera miraste quién era pero con el grito era realmente obvio. Florencia. Le gritaba a alguien, que no se habia dado cuenta de que habías atendido. Cuando se dio cuenta te habló.
Florencia: -comenzándose a reír a carcajadas- Perdón por los gritos rubia, ¿todo bien?
Paula: Si, vos beby, ¿todo bien?
Florencia: Genial, escúchame mañana fiesta en casa, ¡por halloween! -gritó-
Paula: -alejaste el celular de tu oído era realmente insoportable cuando gritaba así, Pedro rió- Esta bien Flor.
Florencia: ¿con quién estas vos? Esa voz la conozco...
Paula: Con nadie que te interese, ¿hay que ir disfrazados?
Florencia: Sí hay que venir disfrazados.
Paula: Bueno, entonces nos vemos mañana.
Florencia: Dale.
Paula: Chau hermosa, te quiero -ibas a cortar cuando gritó-
Florencia: ES PEDRO!
Paula: Chau Florencia -Nico rió-
Florencia: Es Peteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer! ¿Estas con Pedro? sos una -grito- te amo te amo.
Paula: ¿que te pasa? -comenzaste a reír a carcajadas.
Florencia: Yo sabía que te lo ibas a... -y la interrumpiste-
Paula: ¡FLORENCIA!
Florencia: No dije nada, okey, ponerme en altavoz dale! -gritó riendo-
Paula: -lo miraste sonriendo y la pusiste en altavoz- te escucha.
Florencia: ¡Vos, con vos voy a hablar yo sabía que te la ibas a comer!
Pedro: -rió- la estoy llevando a su casa nada más Florencia, no te hagas la cabeza.
Florencia: -rió sínica- ¿cabeza? Digo ojo porque los conozco a los dos, aparte como hablan, están enamorados -gritó-
Paula: -me empecé a reír- ¿puedo cortar?
Florencia: ¿Estas apurada mamita?
Pedro: -comenzó a reír- me molestas a mí que estoy manejando, y quiero llegar rápido tengo una cita
Florencia: ¿SALEN?
Pedro: ¿te importa?
Florencia: Y si no preguntaría.
Paula: Mañana te cuento florcita -cortando-
Pedro: Es histérica.
Paula: Muy.
Pedro: Igual quédate tranquila que a vos, nadie pero nadie te gana.
Paula: Te encanta hacerme enojar.
Pedro: Me encantas vos -te besó al frenar en un semáforo y volvió a arrancar para ir a tu casa-