Era temprano, acostada en tu cama de dos plazas sonó el despertador. Estabas boca abajo con la cabeza hacia este y de un manotazo lo apagaste. Sentiste que una mano se acomodaba en tu cintura y luego que algo detrás tuyo se acomodaba. Sonreíste. Giraste la cabeza y lo viste. Ahí acostado junto a vos, todavía con los ojos cerrados. Te mordiste el labio, de ternura, y lentamente acariciaste su mejilla. No querías despertarlo, se veía tan tierno, tan perfecto, tan tranquilo. Tampoco querías levantarte vos, lo que más querías era estar así con él. Ya era sábado por la mañana, tenían que ir a la empresa. Y luego, tenias que comprar el disfraz para la fiesta de Florencia. Lentamente te pusiste de costado para moverlo suavemente desde el hombro. No despertó. Te volviste a morder el labio y acercándote más a él, lo besaste siguiendo y dándole besos por la mejilla y el cuello, acercándote a su oído. Paula: Lindo, lindo levántate.
Era como si nada, estaba completamente dormido. Sonreíste otra vez y le corriste el pelo de la cara. Con cara de dormida miraste por la ventana pero al estar las cortinas no pudiste mirar mucho. Te tildaste mirando la ventana y él se movió. Lo volviste a mirar sonriendo y él con los ojos entreabiertos por el sueño también sonrió.
Paula: ¡Buen día! -y te tiraste sobre él haciendo que él te abrazara-
Pedro: Buen día -bostezo dormido- ¿como durmió la princesita más linda de todas?
Paula: Bien y más con vos acá. ¿Y vos principito?
Pedro: Bien, aunque admito que me gustaría quedarme acá.
Paula: Pero, hay que ir a la oficina -sonreíste y el te miró extrañado- Es sábado, y por lo menos tempranito tenemos que ir.
Pedro: ¿De verdad? -bufó
Paula: Si quejón -y ambos rieron, te sentaste en la cama y lo miraste-
Pedro: -rió- te queda lindo el pelo así.
Paula: ¿Que tiene mi pelo? -todavía dormida-
Pedro: Estás toda despeinada -riendo
Paula: hay no que desastre -levantándote saliste corriendo al baño-
Pedro: Exagerada, ¿que problema hay que te vea así? -sin obtener respuesta apoyo la cabeza en la almohada y miró el techo.
Habrás estado quince minutos en el baño y saliste renovada. Vos siempre eras rápida para cambiarte. Peter te miró y se mordió el labio, y sí estaba irresistible. Sonreíste y le tiraste la remera que estaba sobre la silla del escritorio junto a las demás cosas tuyas y comenzaste a buscar un par de zapatos. Peter atentó miraba tu placard. Al encontrarlos te sentaste para comenzártelos a poner y lo miraste. Estaba raro.
Paula: ¡Hey!, ¿que pasa? -extrañada
Pedro: Eh? No, nada...
Paula: No, algo te pasa -te sonreíste
Pedro: Esa foto -señalo la foto que estaba pegada en el placard-
Paula: -te pusiste un zapato- ¿te vas a poner celoso de un nene? -reíste dándole la espalda-
Pedro: No, ¿quién es?
Paula: Mi novio de la infancia y la primaria, el que te conté te acordas?
Pedro: Si sí me acuerdo, ¿y por qué te peleaste?
Paula: Me fui a Nueva York con mis viejos cuando tenía trece, estaba re enamorada. Y bueno, perdí contacto.
Pedro: -te miró- ¿ni siquiera te acordas como se llamaba?
Paula: No me acuerdo mucho, sé que me habia enamorado de verdad, era como mi gran amor de chica -reí-
Pedro: Ah. -sin decir nada
Paula: -lo volviste a mirar- ¿Por algo en especial?
Pedro: Interés. -sonrió y te besó- Voy al baño, y después bajo y te hago el desayuno si queres.
Pedro: Yo lo hago ahora -lo besaste y bajaste la escalera.
Paula: -se acercó más al placard contemplando esa foto, y luego de un tiempo salió al baño-
Bajaste a la cocina, todavía medio dormida. Agarraste dos tazas y pusiste para hacer cafés. Uno para vos, y otro para él. Te frotaste los ojos dormida y prendiste la tele. Hacía frío. Y claro, que esperabas una mañana de comienzos de Julio, comenzando el invierno. Hiciste algunas tostadas y tu teléfono sonó repetidas veces. Equivocado. Odiabas cuando se equivocaban. El morocho con un pantalón negro de vestir y una corbata negra con una camisa blanca, apareció por la puerta todavía dormido. Se acercó a vos, te tomó por la cintura y te besó. Le sonreíste y luego pusiste los cafés junto a las tostadas sobre la mesa.
Pedro: Hace frío che -tomando un pequeño sorbo de café-
Paula: Sí, ¿está muy caliente?
Pedro: Mm, no. -pensó y luego sonrió- Esta bien.
Paula: Yo después de la oficina voy a ir a alquilar el disfraz para lo de Flor.
Pedro: Uy! Me re olvidé yo.
Paula: Acompáñame si queres seguramente alguna de las chicas vienen y Matías también.
Pedro: Ojo con Matías vos eh! -bufó celoso
Paula: -rió- Es mi mejor amigo.
Pedro: No me importa ojo.
Paula: Celoso -reíste-
Pedo: No son celos, solo protejo lo que me pertenece.
Ambos rieron a carcajadas, y lavando las tazas y demás juntos, se pusieron los sacos, se sonrieron y salieron de tu casa. Se subieron al auto de Peter y sin más vueltas se encontraban yendo hacia la empresa a donde llegaron en pocos minutos. Juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario