miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capitulo 3 ♥

Al llegar a tu casa lo primero que hiciste fue bañarte, no tenias mucha hambre y como ya no vivías con tu papá nadie tenía que obligarte a comer. Prendiste la televisión y agarraste un pote de helado que habías comprado antes de volver, de chocolate y dulce de leche granizado. Te tiraste en tu cama y te pusiste a ver una película. No estabas cansada, al contrario. Tu celular llamó. Atendiste. Era una de esas 'pacientes' por así llamarlas, colgadas que te llamaban alrededor de las tres de la mañana sin darse cuenta que tu horario de trabajo ya habia terminado. Después de decirle que te llamara al día siguiente cortaste y terminaste de comer el helado. Bajaste a tirar el pote de helado y volviste a subir esta vez para ponerte el pijama y acostarte a dormir. Apagaste la tele y cerraste los ojos decidida a dormir. Eran las diez de la mañana, les habías dicho que iba a ir más tarde, quería descansar más. El timbre sonó repetidas veces y rezongando te levantaste. Te fijaste quién era antes de abrir y al mirar por la cerradura abriste dejando pasar a esa personita flaca y castaña que entraba rápidamente a tu casa hablando por celular. Cerraste y la miraste, todavía con cara de dormida. Paula: ¿Hacia falta venir tan temprano a casa? ¡Una vez Florencia! Un vez que puedo dormir hasta tarde y me cagas el sueño. -le dije a mi mejor amiga que me miraba boquiabierta riendo-
Florencia: Perdón señorita abogada súper ocupada, me hice tiempo de verte ¿y así me tratas? Me encanta.
Paula: No, tenés razón perdóname -y la abracé, ella también lo hizo, siempre hacían lo mismo-
Florencia: Traje cafés calentitos para las dos, ¿te sumas no?
Paula: Tengo medialunas -reí y la miraste- Espera que me cambio -y así subí rápido en busca de mi ropa-
Florencia no tuvo que esperar tanto ya qué en cinco minutos bajaste lista y te sentaste con ella en la mesa. Mientras comían medialunas hablaban sobre todo lo nuevo que tenían para contarse.
Florencia: ¿Asique te encontraste a Juan? Dios, debe estar bueno como siempre ¿o no? -ambas rieron- Eso me dice que sí.
Paula: Obvio, que esperabas. Este más bueno que nunca.
Florencia: ¡Nunca dejo de estar bueno! Dios Paula dios, no cambias más.
Paula: No nunca cambio sabes como soy, aparte últimamente estoy escasa de hombres -cande rió a carcajadas- me tengo que conformar con algo, y ese algo es Juan.
Florencia: Cuando quieras me tenés salimos y rompemos corazones.
Paula: Lo más pronto posible, espero.
No se quedó mucho más a las doce se fue tu amiga y vos decidiste pasar a ver como estaba la empresa. Te pusiste un pantalón chupín blanco bien apretado y una remera negra escotada, seguida de unos zapatos negros y tu cartera de cuero negra. Agarraste las llaves de tu auto y saliste. Al cabo de unos minutos estabas en tu oficina saludando a tu socia.
Paula: Nati, buen día, ¿todo bien?
Natalia: Todo bien. ¿Vos? ¿Algo nuevo para contar?
Paula: Mm no. -dije pensativa y volviendo en sí- ¿Novedades?
Natalia: Arreglé la reunión con el jefe de la empresa Alfonso asociados y quedamos para el martes a las nueve, ¿no hay problema no?
Paula: No -dije interesada y a la vez leyendo hojas y carpetas que se encontraban sobre mi escritorio-
Natalia: Buenísimo, iríamos nosotras dos y supongo que dos de ellos, queda en ellos eso. Y después nada nuevo.
Paula: Genial, el viernes tráeme estas carpetas firmadas ¿si Nati? -dije dejándole carpetas sobre su escritorio, la rubia me miró extrañada- ¿que?
Natalia: Hoy es viernes Pau, ¿en qué mundo estás?
Paula: -la miraste raro, siempre tan colgada vos con los días de tu semana- Ah, es verdad. Hoy es viernes, mañana sábado genial. ¿Salimos?
Natalia: ¡Huy como estamos! -dijo entre risas la rubia- Con hambre.
Paula: No, comí medialunas hoy -la miraste pícara y rieron-
El día pasó rápido y saliste más temprano, a las cinco, tu horario normal. Llegaste a tu casa cansada y te bañaste. Eran las nueve y decidiste pedir unas pizzas y helado para vos sola. Y claro, así estabas, SOLA. Te tiraste en el sillón y pusiste la película que tanto te gustaba, 'el diario de noah', ¿que película romántica no? Y claro, necesitabas una historia así urgente. Necesitas un hombre, urgente. Llorabas tirada en el sillón comiéndote el helado de dulce de leche. No parabas de llorar, te hacían poner sensibles esas películas, y lo sabías, y con más razón las mirabas. Te hacían recordar cosas, historias anteriores y te ponías peor. Lloraste un rato largo, hasta terminar el helado y hasta que se termine la película. Eran las doce en punto, estabas cansada y decidiste ir a dormir. Ordenaste todo subiste, te pusiste ese camisón blanco corto, casi transparente y te acostaste pensando en mañana, que iba a ser un Gran día, o eso creías vos.
MUY cerca cuando se conozcan -

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