Te miró y suavemente te limpió la remera. Vos lo mirabas, y para no quedarte atrás lo miraste con una mirada demasiada provocativa. De reojo te miraba y sonreía, cuando terminó de limpiarte la remera levanto la vista y se choco con tu frente, haciendo que ambas frentes queden pegadas y sus narices suavemente rozaban a la par. Fue inevitable mirarle la boca y que él no te la mirara a vos. Sonrieron y tus manos estaban sobre los hombros del morocho. Era la primera vez que no sabias como manejar la situación, era la primera vez, que tenias miedo. Sonrió y lentamente se separó de vos, te mordiste el labio. No sabías como reaccionar se alejaba y perdías tus chances. Pedro: Ya estás limpita. -sonrió
Paula: -todavía mordiéndote el labio- sí además de buen cocinero, lavas. -riendo
Pedro: Limpio, es diferente -admitió-
Paula: -intentado bajar a un nivel normal tus hormonas- ¿falta mucho para comer?
Pedro: según, ¿que?
Paula: la comida -reí- ¿vos de que hablabas?
Pedro: de mí -sincero era
Paula: -reíste- ¿de vos? das risa Peter.
Pedro: ¿doy risa? -se acercó bruscamente a vos haciendo que queden a milímetros- ¿segura?
Paula: -lo miraste perpleja, otra vez te dejaba sin aliento- sí, segura.
Pedro: -apoyó su nariz sobre la tuya- ¿no te morís de ganas?
Paula: -reí- ¡como están tus hormonas eh!
Pedro: Por las nubes -admitió, siempre tan sincero- ¿las tuyas?
Paula: Apunto caramelo -admitiste mordiéndote el labio
Pedro: ¿Ah sí? -sonrió
Paula: el pollo, esta Apunto caramelo -sonreíste intentando zafar
Pedro se alejo de vos y te pidió que pusieras la mesa. Te bajaste de la mesada sonriendo y pusiste la mesa. En cuestión de segundos cenaban. Hablaban de boludeces, de sus vidas, de su secundaria, de sus viajes, de todo un poco. Resumidamente se conocían.
Pedro: ¿Y de tu infancia te acordas algo? -rió metiéndose un pedazo sobre todo, extremadamente grande de pollo
Paula: -comenzaste a reír- sos un asco, ¿no podes meterte pedazos más chicos? -viendo como él se atoraba riendo- Y sí me acuerdo de cosas de mi infancia-
Pedro: -reía y atorado, tomó un sorbo de agua- Perdón. contame-
Paula: No sé, me acuerdo de la infancia y de la primaria que tenía un noviecito que era mi mejor amigo, -riendo- después desapareció y no lo vi más. Ni siquiera recuerdo como se llamaba-
Pedro: ¿si? ¿Y cómo era?
Paula: Me acuerdo que era morochito y tenía el pelo corto, ojos marrones, y decíamos que nos íbamos a casar -reíste-
Pedro: -rió- Yo también tenía una novia así, y decíamos que nos íbamos a casar, pero bué, en la infancia siempre decimos eso-
Paula: -reíste asintiendo con la cabeza y tomaste un poco de agua- Sí, es la edad.
Terminaron de cenar y vos bostezaste. Estabas cansada, y mañana era lunes. Tenías la reunión para asociarte con la empresa de abogacía y te habías olvidado completamente. Ambos se levantaron ordenando todo, él acomodó los platos sobre la pileta, mientras vos los vasos. Te miró y lo miraste.
Paula: ¿que? -reí-
Pedro: ¿te ayudo a lavar los platos? Digo, para que te puedas acostar más rápido-
Paula: -te apoyaste en la mesada y lo miraste- estás muy solidario vos, ¿no vas a pedirme nada no?
Pedro: Qué feo, pero qué feo -negó
Paula: -reí- no sé que esperar de vos ya, te apareciste en mi casa -revoleaste los ojos-
Pedro: ¿Y qué? ¿Está mal?
Paula: No, esta como vos quieras que este.
Pedro sonrió y abrió la canilla de la pileta. Comenzó a ponerle detergente a los platos y a lavarlos, había espuma por todas partes. Te tiro espuma en la cara y vos hiciste lo mismo, al cabo de diez minutos la cocina era una 'guerra' de espuma. Ambos se peleaban tirándose espuma y agua, mientras a veces caían al piso dándose patinazos por el piso que estaba mojado. Ambos se acercaron corriendo a la pileta y se tiraron agua, empapados, era poco.
Paula: -riéndote a carcajadas- Te odio-
Pedro: -con su pelo mojado, tan sexy ibas a ser- Yo te odio a vos, mira como me dejaste turra-
Paula: ¡HEy! ¿Que turra? -y lentamente te quisiste escapar-
Pedro: -suavemente te dio vuelta tomándote de la cintura y pegándote a él- Vos, turra.
Paula: -pusiste cara de sorprendida y comenzaste a reírte- MUY, turra.
Pedro: La más turra -admitió-
Paula: Mm, la más perra -sonreíste-
Pedro: La más linda -sonrió tiernamente.
La puerta de tu casa se abrió y delante la cocina la figura de alguien se proyecto.
- Ah bueno, ¿que es esto?-
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