miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capitulo 1 ♥

Tu despertador sonó, o mejor dicho tu celular. Te quejaste, como hacías siempre y te levantaste de malhumor. Eran las ocho y media de la mañana, tenias que estar a las nueve en la empresa. Siempre llegando tarde vos. Te dirigiste hacia el placard y buscaste lo de siempre. Te pusiste una pollera negra tiro alto que te hacía ver más grande de lo que eras, además de una camisita blanca con un par de botones desabrochados y unos zapatos altos, del mismo color que la pollera, con un taco aguja muy pronunciado & te hiciste un rodete en el pelo como normalmente te hacías. Bajaste las escaleras de tu casa con mucha rapidez, como siempre, siempre estabas sumamente apurada. Entraste a la cocina y viste que tu papá, Miguel, estaba sentado en una de las sillas de la mesa leyendo el diario o mejor dicho ojeandolo mientras tomaba café y té miraba de reojo. Apurada agarraste una tostada y te la metiste en la boca tomando un poco de café. Luego te dirigiste a la puerta decidida a irte cuando la voz de tu papá se escuchó detrás de tus espaldas. Miguel: ¿te pensas ir sin saludarme? No sé digo, siempre tan ocupada estas desde que tenés el negocio que yo parezco invisible.
Paula: -me di vuelta riendo y corrí hacia el abrazándolo por el cuello y dándole un tierno beso en la mejilla- Buen día pá, perdón es que estoy llegando tarde y tenía que llegar más temprano que nunca, me fui. -lo saludaste y corriste hacia tu auto.
Abriste la puerta de par en par y la cerraste haciendo un estruendo en toda la casa. Te subiste al auto, muy apurada y saliste hacia el negocio. Antes se te ocurrió pasar por enfrente del negocio donde vendían café y medialunas, solo porqué tenias hambre y no habías comido y además para llevar algo para tus compañeros. Sin más vueltas estacionaste el auto en la puerta de la empresa y entraste. Apurada y con millones de carpetas en la mano saludaste a los que estaban y apoyaste todas las cosas sobre tu escritorio y dejaste tu cartera sobre la silla contemplando la imagen de tus empleados. Trabajabas en una secretaria de abogacía, era tu empresa y tenias a varios empleados. Los más importantes eran Natalia y Franco quienes eran los que atendían a la gente que llegaba todos los días.
Franco: Buenas -muy concentrado en su computadora, te saludó- ¿todo bien Pau? ¿Cansada?
Paula: Si muy cansada -suspiré, raro de vos, siempre cansada- ¿ustedes todo bien?
Natalia: Si si, todo genial. -mirándote raro- ¿trajiste café? Genial. ¿Voy yo o vos Fran?
Franco: voy yo, así las dejo hablando un poco a solas -riendo subió las escaleras con las medialunas y el café-
Natalia: ¿Algo nuevo para contar vos? Digo, te veo rara, cansada.
Paula: ¿rara? Rara no sé, cansada seguro. No sé, no dormí bien anoche es como que se pasó muy rápido -mientras atenta ordenaba todos los papeles que estaban sobre mi escritorio y los leía muy por arriba al verlos pasar- ¿vos todo bien? ¿Tus hombres? -reí y te miré-
Natalia: ¿mis hombres? Problemas conflictivos verás. -mientras veías que tu socia reía leyendo algo- No, no sé, sigo en ese especie de noviazgo con Zulo pero viste como es, es raro. Aparte no sé, no siento lo que sentía antes.
Paula: Ah bien, seguimos con la misma idea que antes. Decile Nati, ya fue. Necesito una compañera para salir a divertirme. -ambas rieron-
Franco: -entró en la oficina y te miró extrañado- Voy a hacer que no escuché ese 'divertirme' ¿dale? -los tres rieron, y el morocho les sirvió el café a las dos dándole dos medialunas y llevándose otras dos para él-
Paula: ¿por qué? ¿Ahora no me puedo divertir che? Solo tengo veinte años, no sesenta. ¿Ustedes hoy hacen algo? digo, por si salen antes...
Franco: Yo necesitaba salir a eso de las seis si no te jode Pau, salgo con un amigo que tenemos que hacer unos trámites, ¿hay algún problema?
Paula: Nono, ninguno está todo bien. ¿Vos Nati?
Natalia: Nono yo me quedo hasta cuando me necesites. ¿Te digo las novedades? -te preguntó la rubia consultando su agenda-
Paula: Dale te escucho. -tomé un poco de café y la miré-
Natalia: Bueno, hay varios interesados en entrar a trabajar en la empresa los nombres y curriculums están sobre tu escritorio a la derecha -miraste afirmando lo que la rubia te decía- después llamaron varios nuevos casos sobretodo penales y amorosos, quiero decir de divorcios -levantando la vista hacia dónde estabas vos-
Paula: Hoy en día la gente se separa cada vez más.
Franco: Los hombres de ahora son demasiado piratas y las mujeres muy 'caza piratas' -rió-
Paula: ¿te identificas con el hombre pirata? -pregunté observándolo-
Franco: No yo no. Soy un hombre muy conservador y muy fiel, vos me sonas muy 'caza piratas' ¿miento?
Paula: Si. Le erras feo a tu observación -los tres rieron y la rubia prosiguió-
Natalia: Bueno, después llamó una empresa de abogados conocida ¿te suena el apellido Alfonso?
Paula: ¿Alfonso? Mm no -dije pensativa, siempre con esa memoria vos- No la verdad que no.
Natalia: Bueno no importa, quieren hacer un trabajo con nosotros, dije que te consultaba a vos y ahí arreglábamos una reunión para la semana que viene. ¿Que hago? ¿Hacemos la reunión o no te interesa?
Paula: No, si hagámosla. Arréglala para lo antes posible, el miércoles o el jueves de esta si puede ser. -sonreí-
Natalia: buenísimo -tildando la reunión- ahora llamo, nada más después de eso. -sin decir más tu socia desapareció por la puerta y vos y Franco siguieron con su trabajo que por cierto, no era poco.
La tarde se paso rápida. Natalia se habia ido a hacer un trabajo con una pareja y vos estabas sentada mirando hojas y hojas que ya ni siquiera les prestabas atención a que decían. Franco juntaba sus cosas, ya se iba. No tardó mucho en irse ya que su amigo llegó rápido. Estabas sola rodeada de papeles, eran las seis y media y parecía que esos papeles se multiplicaban y que no te ibas a ir más. De repente ya cansada tiraste un par de papeles sobre el escritorio y te recostaste sobre la silla viendo que alguien bailaba delante de los vidrios de la empresa, imposible no reírte. Era él como siempre haciéndote sacar las mejores sonrisas. Era tan payaso. Te levantaste y abriste la puerta apoyándote sobre ella y sin parar de reír, lo miraste.
Paula: Yo a veces me pregunto, ¿por qué es tan especial? Pero no especial de que seas especial para mí, digo especial de la cabecita, vos mentalmente ¿estas bien? -comencé a reírme, y él también lo hizo-
- Mentalmente sí, creo. Bah, eso es lo que dice mi psicólogo. Ahora si miente, es problema suyo el enfermo acá seria yo. Y ahí yo estaría en problemas, igual así enfermito ¿me queres igual no? -haciendo pronunciados pucheros que te daban risa-
Paula: Obvio que te quiero igual aunque seas así payaso -dije tirándome sobre él "el paya", era tu mejor amigo, así llamabas a Matías (Ale) tu mejor amigo hace exactamente más de 6 años, desde que empezaste la secundaria-
Matías: ¿Como anda mi mejor amiga? ¿Mucho trabajo no? Tu cara dice todo.
Paula: Si la verdad que sí, no doy más. No veo la hora de llegar a casa bañarme y dormir. ¿A vos como te esta yendo?
Matías: Bien, es difícil de llevar la empresa de mi viejo pero hago lo posible. O lo imposible. -riendo- Y bueno, recién pasaba por acá y dije la voy a saludar que hace rato no la veo.
Paula: Me parece genial. Yo estoy tapada de trabajo, encima ahora una empresa quiere o mejor dicho tiene en mente proyectos con la mía y no se esta buena la idea, tengo reuniones y reuniones y más reuniones, ¡quiero paz! -reí abriendo los ojos- Quiero salir quiero esas noches otra vez, dios.
Matías: Sí, la verdad se extraña las noches de 'joda'. ¿Planeamos algo para la semana que viene? No sé salir con alguno de los chicos. O algo. ¿Dale?
Paula: Dale, arregla sabes que me sumo. Cuando escucho la palabra 'salir'.

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