Era Lunes a la mañana, el domingo anterior se la habían pasado durmiendo y él habia decidido quedarse otra vez. Reíste y comenzaste a darle besos en toda la espalda para luego pasar por delante de sus labios y qué él te tomara con el brazo y te comiera la boca. Sonreíste arriba de él, comenzando un nuevo día, te siguió besando un rato más aunque vos insistías con levantarse. Habrán estado quince minutos más tirados en la cama hasta que vos lograste despegarte y te levantaste. Te miró mal se quería quedar con vos un rato más pero vos le habías dicho que tenían que ir a la oficina-
Paula: Déjame de mirar así Pedro, vamos a llegar tarde bebe y después tenemos problemas con las chicas...
Pedro: ¿Problemas con las chicas? Sí nunca dicen nada, aparte -se acercó lentamente a vos tomándote de la cintura- nosotros somos los jefes, llegamos cuando queremos.
Paula: Vos serás así, yo no. ¿Sino que ejemplos les das a tus empleados?
Pedro: El ejemplo que no tienen que perder ni un minuto de su tiempo sin su mujer. -sonrió- ¿o no?
Paula: ¿Sabes que te odio no? Peter te estoy retando, no seas tierno...
Pedro: No puedo -besándote el cuello-
Paula: Bueno basta -reíste- me voy a bañar.
Pedro: Dale vamos -sonrió- Ya te conozco de memoria.
Paula: ¿Perdón? -comenzándote a reír- me viste una vez y no te vas a bañar conmigo, tenemos que hacer rápido -entrando al baño-.
Pedro: -entrando detrás tuyo- pero... yo también me quiero bañar.
Paula: Basta. Si te metes en el baño conmigo lo que menos vas a hacer es bañarte. -te sacaste el camisón y abriste la canilla de agua caliente-
Pedro: -levantó una ceja y se sacó la remera- Sí me baño.
Paula: -lo miraste y reíste- Ponete la remera dale.
Pedro: No, me quiero bañar con la rubia más hermosa del mundo...
Paula: No conmigo. Dale -riendo-
Te tomó de las piernas levantándote y vos comenzaste a patalear como una nena chiquita. Él rió a carcajadas y después de un rato de equilibrios te metió en la ducha,
metiéndose el también. Reíste a carcajadas y él te tiró contra la pared de la ducha haciendo que el agua caiga entre ambos-
Paula: Gordo, vamos a llegar más tarde que de costumbre.
Pedro: Y bueno, llegaremos más tarde que de costumbre, ¿o me vas a decir que no te morís por bañarte conmigo?
Paula: No me gusta llegar tarde a ningún lado-
Pedro: Ya lo sé, pero es tu oficina podes para.
Paula: -bufaste y revoleaste los ojos dejando que te apoye en la pared de la ducha- Okey, me relajo.
Pedro: Gracias.
Paula: ¿Gracias, porqué?
Pedro: Por la noche hermosa y perfecta que me hiciste pasar ayer -tomándote de la cintura y apoyando su frente contra la suya mientras el agua caía sin parar- de verdad te digo, fue muy lindo.
Paula: Vos sos tierno hermoso, sos el más tierno que puede existir, y... ¿te confieso algo? -asintió con la cabeza- nunca nadie me trato así tan tierno como vos.
Pedro: Es que yo soy el mejor.
Paula: Obvio sos el mejor -colgándote de su cuello y dándole un pequeño y tierno beso- ¿Te vas que me quiero bañar? No tardo.
Pedro: salgo porque vos me lo pedís eh! sino no -te besó tiernamente y salió del baño-
No tardaste mucho en bañarte o eso creíste vos, al salir el estaba en traje tirado boca arriba en la cama. Era el más lindo, ¿que hacia? No lo sabías. De lejos, a simple vista parecía que pensaba algo. Con la toalla envuelta en tu cuerpo te acercaste a él acostándote para quedar a la altura de su cabeza y le diste un tierno beso en la frente. Él solo se dedico a sonreírte, era tan lindo cuando sonreía. Lo miraste y con tu mano derecha apretaste sus cachetes. Él te miró y sonrió.
Pedro: Dijiste que no ibas a tardar mucho -levantó una ceja- tenés un gran problema con el reloj.
Paula: No tarde mucho -comenzando a reír miraste la hora- para mi es normal.
Pedro: Yo me baño en menos de quince minutos, vos media hora en el baño y salís en toalla. -revoleo los ojos y rió-
Paula: Perdón YO el chico que me baño rápido -reíste- me cambio y vamos, ¿si?
Pedro: ¿Estás media hora más para cambiarte? -te cargó-
Paula: Cerra la boca. -fuiste al placard y agarraste varias cosas para ponerte-
Pedro: ¿Te vas a poner eso?
Paula: Sí, sácate lo que tenés ahí.
Pedro: ¿ahí donde?
Paula: -te acercaste y le pasaste la mano por la boca- la baba. -riendo entraste al baño-
No pasó mucho tiempo cuando te cambiaste. Saliste lo más rápido que pudiste y tomaron un café. Todo era a una velocidad rápida, ya era tarde. Las once. Nunca llegaban a
las once- Once y cuarto salieron de tu casa con su auto. Parecían un típica pareja de empresarios, felices y enamorados. Se sonrieron, y en cuestión de minutos estaban en la empresa a punto de ingresar.
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