sábado, 24 de diciembre de 2011

Capitulo 26 ♥

Por suerte, tus papás no hicieron preguntas al respecto de 'su entrada apasionada, ni tampoco lo hicieron los papás de Pedro. Gracias a dios. Pero sabias que algo te iban a decir. Habían quedado en quedarse un tiempo en Buenos Aires, por lo menos hasta el domingo. Y el domingo al mediodía, cenarían con ustedes y luego se irían.
El resto del día se pasó volando. No tenían mucho trabajo y mañana empezaban a trabajar en el edificio- Tus papás te habían dejado que Natalia y Sofía formen parte de la empresa, al igual que Zaira con Pedro. Eran las ocho de la noche, cuando decidieron partir cada uno para su casa. Le dijiste a Pedro que vaya para la suya, asique se fue con Zaira mientras que vos llevaste a Natalia a su casa y más tarde te fuiste cansada a la tuya. Al llegar comiste unos fideos con manteca que habían sobrado de la noche anterior y sin dar muchas vueltas te fuiste a dormir, mañana iba a ser un día cansador, MUY cansador.
La cortina estaba entre abierta, cuando te habías ido a acostar no estaba así, eso significaba que tus papás estaban en tu casa. Con los ojos entreabiertos miraste la ventana, todavía con sueño, mucho sueño. Un rayo de sol caía directo en tus ojos, algo que te daba más sueño del que tenias. Te tapaste la cara con la almohada pero ya era hora de levantarse. Eran las nueve. Nueve en punto. Bajaste con tu camisón sin cambiarte refregándote los ojos. A medida que bajabas la escalera sentías olor a café recién hecho y a tostadas calentitas. Y sí eran ellos. Al entrar a la cocina viste a tu mamá que te hacia tostadas con manteca. Te acercaste y la saludaste abrazándola como una típica nena cariñosa que extrañaba a su mamá.
Alejandra: ¡ay cuanto cariño! No sabes cómo te extraño nena, no sabes.
Paula: Mm -todavía dormida y sin soltarte de ella- supongo que lo mismo que te extraño yo. Igual, te digo, que me gusta vivir sola.
Ale: Y sí, me imagino. ¿Quién no quiere vivir sola, se te hace difícil?
Paula: No -pegaste una mirada a tu casa- ¿lo llevo bastante bien, o no?
Ale: Si la verdad que sí, estas demasiado ordenada.
Paula: -te sentaste esperando el café con leche que tu mamá te estaba sirviendo- ¿cuando llegaron?
Ale: Ayer, temprano. No queríamos molestarte acá.
Paula: Menos mal -tomaste un sorbo de café-
Ale: ¿Porqué menos mal? -sentándose al lado tuyo- ¿interrumpíamos algo si veníamos?
Paula: -reíste nerviosa- hay mamá, ¿que Decis?, ¿que vas a interrumpir?
Ale: Lo mismo que ayer en la oficina, capas... -y sí, era tu mamá, te conocía como nadie-
Paula: -no pudiste evitar sonreír- Basta.
Ale: Contame dale, andas con este chico... ¿Pedro?
Paula: ¡Hay mamá!
Ale: Dale -riendo-
Paula: No, no estamos juntos... todavía.
Ale: Hay, me cae bien como nuero.
Paula: Basta, córtala. Es algo despacio, nos estamos conociendo.
Ale: Yo no traía a la gente que 'conocía' a dormir a mi casa.
Paula: -arqueaste una ceja y alejaste la taza de tu cara- ¿A dormir?
Ale: Sí a dormir, a no ser que te estés comparando ropa de hombre... que no creo.
Paula: -abriste los ojos- ¿que encontraste?
Ale: -comenzando a reír exageradamente- Una cosa.
Paula: Dale mamá.
Ale: Una remera che, nada más... mientras vos te cuides.
Paula: Te fuiste por las ramas -te levantaste agarrando una tostada-
Ale: Te lo dije bien che-
Paula: Me das vergüenza ajena. -comenzándote a reír-
Ale: -rió- yo solo te advierto.
Paula: ¡Me cuidé! -gritaste mientras subías a tu pieza a cambiarte- ¡No tengo dieciséis años!
Ale: -riendo- Anda, chica mayor.
Entraste abriendo el placard, todavía entre risas. Extrañabas esas conversaciones con tu mamá. Miraste el placard y sacaste un pantalón de jean, oscuro y una remera blanca clásica. Te hiciste una colita alta y te pusiste botas negras. Estaba fresco. Agarraste una campera de gabardina negra y bajaste después de haberte delineado los ojos y haberte maquillado un poco. Tú mamá estaba sentada en el sillón. La saludaste sonriente y antes de salir te dijo que tenias un regalo afuera. Sin hacerle caso
agarraste las llaves y cerraste. Ahí estaba. Apoyado en su auto mirándote sonriente, con un traje de estreno negro que le quedaba muy bien más unos anteojos negros. Te mordiste el labio y te acercaste a él.
Paula: No pensé que te iba a encontrar acá, en la puerta de mi casa.
Pedro: No pensabas pero... acá estoy -sonrió y te dio un pequeño y tierno beso- Buen día princesa.
Paula: Buen día príncipe, ¿como durmió?
Pedro: Yo genial, aunque me hubiera gustado más dormir al lado tuyo... -sonrió-
Paula: Hoy capás... vamos

No hay comentarios:

Publicar un comentario