El primer día de trabajo fue sobre todo cansador. Tenían que reorganizar todo y no era nada fácil. Al terminar el día te fuiste a tu casa sin más. Minutos antes habías recibido un mensaje de tu mejor amigo que iría a comer a tu casa. Siempre se invitaba solo. Ya en el auto pasaste por una pizzería y compraste varias pizzas. Al llegar a tu casa las dejaste sobre la mesa y subiste a ponerte un jean cualquiera, te gustaba estar vestida informal, pero hasta un punto. Bajaste y abriste una coca, tomaste un pequeño sorbo cuando sonó el timbre te dirigiste hacia la puerta y abriste. Ahí estaba paradito el morocho sonriéndote y con un frizze en la mano. Siempre tan alcohólico. Reíste y lo dejaste pasar. Ambos fueron a la cocina y vos fuiste a buscar a uno de los cajones un cuchillo para cortar la pizza. Matías: ¿Todo bien? -abriendo una de las cajas para ver de que era la pizza
Paula: Si si todo genial -sonreíste- ¿vos? ¿El trabajo?
Matías: Cansador -y revoleó los ojos- ¿Vos con el tema de la empresa esa que estaba interesada en asociarse con vos?
Paula: ¡Ay! -y ahí caíste sentando rápido y provocando que Matías te mirara asustado-
Matías: Tanta emoción ibas a tener, ¿tanto se parte? -entre risas
Paula: ¡No! Bah, si se parte, ¿pero sabes quiénes son?
Matías: No, ¿quiénes? Si no me Decis como voy a saber -revoleo nuevamente los ojos
Paula: Peter y Zaira -lo miré arqueando una ceja
Matías: ¿Zaira , Zai?
Paula: Hey, te dije Peter, ¡o sea PEDRO!
Matías: ¿Y Zai?
Paula: Ves como sos no, te estoy contando algo y tu instinto macho no me da bola.
Matías: Comenzó a reír- Perdón, Asique Peter...
Paula: -revoleaste los ojos ya enojada- Cinco veces te lo dije -y te metiste un pedazo extremadamente grande de pizza en la boca-
Matías: -rió- que sutil que sos. Y si te escuché, pero ¿que queres que te diga, que te vas a morir viéndolo todos los días y sin poder comértelo?
Paula: -te atragantaste, y si directo era- ¿eh? ¿De qué hablas Matías? -y se mostraba tu lado nervioso
Matías: Naaa -comenzó a reír- ¿te pensas que no me di cuenta que les tenes las re ganas?
Paula: Hay Matías te fuiste de tema-
Matías: Si claro -rió- cuando te conviene me voy de tema -y si te conocía
Paula: -lo miré- ¿tanto se nota?
Matías: -rió- Sí se nota, pero él no se queda atrás.
Paula: -y te pusiste colorada- Vos tampoco.
Matías: ¿Yo qué? -arqueo una ceja-
Paula: Vos le tenés las re ganas a Zaira.
Y sí como él te conocía a vos, vos lo conocías a él. Ambos rieron afirmando lo que cada uno decía y siguieron comiendo. Hablaron varias cosas más y en cuestión de dos horas tu amigo se fue. Vos no tardaste en juntar todo y bañarte. Te relajabas, pensabas en todo lo que te pasaba, y en todo lo que él te provocaba. Porqué claro, otra vez estabas pensando en él. Te lavaste la cabeza y después te bañarte saliste media dormida. Te pusiste el pijama y bajaste a apagar las luces de la cocina. Al subir apagaste las del pasillo y te metiste a tu pieza. Te tiraste sobre tu cama y en cuestión de minutos, con una sonrisa en la cara, te quedaste dormida.
Te despertaste. Era la hora. Agarraste una camisa blanca y un pantalón negro. Te vestiste lo más rápido que pudiste y bajaste. Era tarde y ya no trabajabas sola. Te apuraste a salir olvidándote de tomar café así que decidiste pasar por la cafetería para comprarles a tus compañeros. Saliste como una luz por la puerta y te subiste al auto lo más rápido que pudiste desapareciendo yendo hacia tu trabajo, ahí lo ibas a ver a él otra vez.
Matías caminaba por la calle con su celular en la mano no le prestaba a nada más que a su celular, él cual tenía toda su atención. Al levantar la vista, bostezó y se chocó con alguien. Alguien que ya conocía.
Matías: ¡Tene cuidado che! -la miraste y sonreíste
Zaira: Voy a intentar no tener cuidado si me choco con personas como vos
Matías: ¿Como andas Zai? -saludaste riendo
Zaira: Genial, yendo a trabajar ¿vos?
Matías: También -rió- me enteré que trabajas con Pau
Zaira: Si, ni sabíamos que era ella pero bueno, capas le caigo mejor.
Matías: Mm no creo... -negó
Zaira: ¡Que positivo sos conmigo che! -pegándole suavemente en el hombro
Matías: Lo digo porque es celosa y no le gusta ninguna de las chicas que...
Zaira: -Sin dejarlo terminar- yo no te tiro onda.
Matías: Yo no hablaba de vos. -la miró a los ojos muy cerca- Hablaba de mí -y lentamente volvió a sonreír.
Entraste rápido cerrando la puerta de la empresa. Natalia estaba sola muy concentrada en lo que escribía en su computadora. La miraste y sonreíste, ella te miró y te devolvió la sonrisa.
Natalia: Buen día jefa, ¿todo bien?
Paula: Buenas Nati, yo todo bien ¿vos? -dejando el café sobre su escritorio y apunto de agarrar una medialuna
Natalia: Hey, tenés en tu escritorio -rió- Yo bien, gracias por café.
Reíste y te dirigiste a tu oficina. Entraste y ahí estaba, sentado en la silla de enfrente a la tuya leyendo algo muy atento. Tan atento que no escuchó ni siquiera la puerta.
Paula: Buen día -lo miraste y sonreíste
Pedro: -te miró y sonrió- Buen día, ahora lo puedo decir
Paula: Gracias por el halago pero, no empecemos desde temprano -le besaste la mejilla y le dejaste el café adelante suyo
Paula: Gracias por el café -sonrió
Paula: De nada -sentándote y viendo las medialunas- supongo que las medialunas las compraste vos, gracias.
Pedro: De nada, y además para vos tengo esto -y se sacó del bolsillo de la camisa una barrita de chocolate
Paula: -agarrándola- Hay me encanta este chocolate, ¡gracias Pepe! -sonreíste
Pedro: De nada. Solo para vos, para que lo tengas en cuenta...
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