sábado, 24 de diciembre de 2011

Capitulo 14 ♥

Saliste terminándote de poner bien el saco sobre la camisa mientras que Pedro se ponía el saco negro y los anteojos. Le quedaban demasiado bien. Vos te pusiste los tuyos. Ambos se acercaron al auto, y él como caballero que hace buena letra te abrió la puerta. Ambos se subieron al auto y se dirigieron a donde tenían que ir. Mientras tanto en el auto hablaban. Pedro: es un estudio, o algo así-
Paula: ¿ah sí? ¿Es como modelo?
Pedro: Algo así.
Paula: ¿te voy a tener que aguantar baboseándote toda la tarde no?
Pedro: Para que me voy a babosear con ella si te tengo a vos
Paula: -te mordiste el labio mirando por la ventanilla- el chamuyo a otro lado dije.
Pedro: ¿sos tan cerrada siempre?
Paula: Cerrada no, las cosas a su tiempo -admitiste
Pedro: Vueltera
Paula: No. -lo fulminaste con la mirada
Pedro: Histérica.
Paula: no tiene nada que ver, la histeria con las vueltas -bufé
Pedro: Enojona -rió
Paula: -reíste- Sos un tarado.
Pedro: Agresiva.
Paula: Basta Pedro porqué me bajo acá.
Pedro: Ok. -de repente la lluvia se largó a cántaros- y yo había lavado el auto.
Paula: ¿lavar el auto? No parece.
Pedro: ¡Hey está limpio! -se quejó
Paula: ¡Es un asco esto Peter por dios!
Pedro: ¿Sos así de insoportable siempre?
Paula: La mayoría de las veces.
Pedro: -el auto frenó y él se quedó mirando para adelante-
Paula: Dale, ya fue la joda, vamos a llegar tarde.
Pedro: Yo no hice nada.
Paula: Arranca dale-
Pedro: Se paró Paula -y te miró
Paula: ¿Qué se paró? -levantaste una ceja, vos y tu doble sentido
Pedro: Se paró el auto-
Paula: Si claro y yo soy morocha de ojos negros.
Pedro: Y fea.
Paula: -lo miré- ¡que bipolar sos!
Pedro: Fue una broma, si vos sos morocha de ojos negros sos fea, es todo lo contrario.
Paula: -reíste irónica- ¿terminaste? -asintió- A ver -y te cruzaste para intentar hacer andar al auto dando vuelta la llave, sobre él-
Pedro: Si se me ocurrirán cosas. -mirándote la cola
Paula: ¡Podes parar con las hormonas que vamos a llegar tarde!
Pedro: ¿Vos podes parar con la desesperación? Estás invancable hoy.
Paula: ¿Sabes qué? Matate. -te corriste-
Pedro: Gracias ahora me puedo fijar que tiene -bajó del auto y abrió el capo abajo de la lluvia, vos solo lo miraste-
Esperaste unos minutos y le mirabas las cosas que tenía en el auto. Estabas aburrida, e histérica porque llegarían tarde. Odiabas llegar tarde. Abriste la puerta, ya enojada, y bajaste del auto yendo a donde estaba él. Apoyaste la mano en el auto y lo miraste abajo de la lluvia, te estabas mojando toda. Te miró con todo el pelo pegado a la cara y bufó.
Pedro: No sé que tiene y dejó de mirarme así, porqué no es mi culpa -admitió
Paula: -sabias que tenía razón y te daba ternura pero, terca te decían - no me interesa si es tu culpa o no, vamos a llegar tarde.
Pedro: ¿Tanto te importa? Se me rompió el auto.
Paula: ¡Ay dios no llegamos más, encima estoy toda mojada! Mírame-
Pedro: Estás hermosa
Paula: No empieces con tus chamuyos idiotas.
Pedro: No son chamuyos idiotas -y cerró el capo-
Paula: -diste un paso hacia atrás y tu taco se partió a la mitad- ¡No lo puedo creer dios! La que me faltaba -te sacaste el zapato y volviste a lo, con todo el pelo que chorreaba agua, sobre tu cara-
Pedro: -comenzó a reír-
Paula: No sé qué te da tanta risa.
Pedro: Vos me das risa. -admitió
Paula: Ah, ¿yo te doy risa? Te reis de la desgracia ajena. De mí desgracia.
Pedro: Estás muy equivocada.
Paula: ¿Ah sí? ¿Y entonces? -desafiándolo
No te dijo nada. No te respondió de la manera que querías. Simplemente se acercó tomándote del cuello y te partió la boca. Te besó como nunca te habían besado antes, con amor, con pasión. Te movió el piso, removió hasta los sentimientos más duros y más débiles que tenias dando vueltas en tu cuerpo. Sus labios chocaban de una forma apasionada con los tuyos y de vez en cuando los de él se encargaban de encerrar a los tuyos. De a poco, te soltaste. Dura habías quedado. Tus manos pasaron por detrás de su cuello y sus manos suavemente se posaron en tu cintura. Te apretujó más llevándote hacia él, haciendo que sus pies queden enfrentados. La lluvia mojaba el auto, sus cuerpos y suavemente rozaba sus labios. Ya pegada a él lo sentías como hace tiempo lo quería sentir, pegado a vos. Te sentías única y exclusivamente suya. Sentías que tus labios chocaban con los suyos y debes en cuando te mordía sonriendo. Ambos se separaron pocos milímetros y se miraron sonrientes.
Paula: Algo que tenés que saber es que Odio que me callen cuando estoy hablando.
Pedro: ¿Ah sí? -todavía sin soltarte de la cintura y sin dejar de mirar tus labios- ¿como?
Paula: Como cuando estoy hablándote o enojada y que me callen con un...
Y otra vez te partió la boca. Ambos rieron y otra vez te colgaste de su cuello para seguir besándolo. Te sentías diferente ya no te importaba nada, solo vos y él.

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